El gobierno mexicano anunció que diseñará una estrategia para cumplir con el Convenio de Minamata, que busca reducir las fuentes antropogénicas de liberación de mercurio, un metal pesado que causa “graves daños” a la salud humana y a la biodiversidad.
La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) indicó en un comunicado que prepara un diagnóstico de la situación nacional sobre el mercurio, a raíz de la entrada en vigor este miércoles del Convenio de Minamata, ratificado por México.
“A finales del presente año se tendrá lista una estrategia para atender este problema” y cumplir con los compromisos de este acuerdo internacional jurídicamente vinculante, aseguró.
El Convenio de Minamata establece prohibición de nuevas minas de mercurio, la eliminación gradual de las existentes, la reducción de su uso, medidas de control de emisiones a la atmósfera y liberaciones al suelo y al agua, así como la regulación de la minería de oro artesanal y a pequeña escala.
También promueve “el almacenamiento provisional de mercurio, su eliminación una vez que se convierte en residuo y la gestión adecuada de los sitios contaminados con dicho metal”, precisa el comunicado.
Los efectos adversos a la salud humana de este metal fueron identificados en los años 50 a partir de la catástrofe de la Bahía de Minamata en Japón provocada por una fábrica de productos químicos que arrojaba al agua metilmecurio, un compuesto altamente tóxico.
La población desarrolló desórdenes permanentes e irreversibles en el sistema nervioso central por consumir pescado contaminado.
Por esa “y muchas más consecuencias del inadecuado uso del metal blanco surgió el Convenio de Minamata”, cuyo objetivo es proteger la salud humana y el medioambiente de las liberaciones de mercurio y sus compuestos a partir de fuentes antropogénicas, detalla el comunicado.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece que “la exposición a ese metal pesado ocasiona daños cerebrales y neurológicos, principalmente a los jóvenes”.
A esto se le agregan los efectos nocivos que provocan a los pulmones, riñones, sistema nervioso, digestivo e inmunológico.
Este metal aparece también en sales muy volátiles de alta solubilidad en el agua y reactividad química, favoreciendo una rápida deposición en la atmósfera.
“La fórmula de metilmercurio es la que mayormente se absorbe y acumula, y esta bioacumulación es sumamente dañina para los animales y los seres humanos”, recuerda el comunicado.