El gobierno de México calificó de falsas y sin sustento, las acusaciones que hizo el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, en el sentido de que nuestro país y Colombia trabajan con la CIA para afectar a su gobierno.
Al participar en la sesión de la Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA), en la que se analizó la situación de la nación sudamericana, Luis Alfonso de Alba, representante permanente de México ante ese organismo, sostuvo que con estas declaraciones, el mandatario venezolano solo busca crear distractores.
“Reiteramos por ello, el rechazo categórico a las acusaciones, sin ningún sustento, en el sentido de que México trabaja con otros países para afectar al gobierno de Venezuela. Es evidente que con estas falsas acusaciones, reiteradas esta mañana, en esta sala, se intenta crear distracciones en lugar de atender los problemas reales. Estamos convencidos que la solución para reintegrar el orden democrático, debe partir de un proceso de acercamiento político y de negociación entre venezolanos”.
Asimismo, el diplomático mexicano sostuvo que hechos como el ataque contra la Asamblea Nacional ocurrido el pasado 5 de julio y el perpetrado contra el Tribunal Supremo de Justicia, el pasado 27 de junio, dan cuenta de la intolerancia y la polarización y de cómo Nicolás Maduro recurre a la teoría de la conspiración para descalificar la contendiente.
“Acciones de este tipo, demuestran la intolerancia y la polarización que prevalece hoy en Venezuela, donde además se recurre con demasiada frecuencia a un discurso divisivo, y de manera falsa se crean teorías de la conspiración que pretenden culpar a otros países de lo que ocurre en el país, al mismo tiempo que se amenaza o descalifica al contendiente político, nada más lamentable”.
Alfonso de Alba insistió en que el principio de no intervención, no puede, ni debe ser invocado para justificar alteraciones al orden democrático, o para eludir responsabilidades en materia de derechos humanos.
Agregó que la actuación del Consejo Permanente, misma que refleja la posición mayoritaria de los estados miembros de la OEA, no puede, ni debe ser cuestionada, y menos aún responsabilizada por la violencia. Hacerlo, dijo, es irresponsable y sólo se entiende como un intento de evasión de responsabilidades.