A un mes del asesinato del periodista Javier Valdez, una centena de informadores y activistas, mezclados con decenas de reporteros que cubrieron los hechos, avanzaron desde el palacio postal de Tacuba y Eje Central hasta la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Cometidos Contra la Libertad de Expresión en la calle de López, donde clausuraron la oficina “por permitir impunidad” y cubrieron muros y entradas con decenas de rostros de los 126 periodistas asesinados y los 21 desaparecidos.
“Hoy estamos protestando porque no ha habido resultados en las investigaciones del asesinato de Javier Valdez, ni en el de Miroslava Breach. Estamos hablando de mucha impunidad en este país. Hay mucha ciudadanía lastimada y no podemos permitir que eso siga ocurriendo”, expresó el periodista José Reveles.
Desde Culiacán, reporteros contaron que “viven en ciudades tomadas por el narcotráfico, con halcones, punteros y vecinos en cada esquina desde la colonia más pobre a la más rica, permitido por gobiernos corruptos, políticos indolentes y una sociedad cómplice ya sea por miedo o por interés propio. Esto también pasa en Tamaulipas, en Chihuahua y Guerrero; desde 2008 esto creció como un cáncer en todo el país. Esto va a empeorar, y el llamado es a protestar, si, activamente, pero también protestemos haciendo periodismo, investiguemos, relatemos, captemos testimonios, hagamos lo que sabemos hacer, hagamos nuestro trabajo, hagamos periodismo”.
De hecho, el reportero Pedro Matías, de Oaxaca realizó un reclamo pero “a la sociedad”.
“Aquí estamos los periodistas, camarógrafos, fotógrafos; entre el gremio nos estamos tratando de proteger porque la sociedad no está. ¿Dónde están?, yo me pregunto, cuando nos buscan para cubrir sus conferencias, para denunciar las violaciones a los derechos humanos que padecen, para pedir que cubramos sus abusos del gobierno, dónde están aquellos que nos buscan para que demos a conocer su información, no los vemos, nos sentimos en la orfandad. El gremio periodístico está poniendo los muertos. Hago un llamado a la sociedad, a los sindicatos, las organizaciones sociales, los grupos progresistas que no nos dejen solos, nos seguimos defendiendo como podemos pero queremos que nos apoyen para que tengamos la fortaleza y no s blindemos de todas las atrocidades; es una estrategia del gobierno complicar todos los casos para que queden en la impunidad”, manifestó.
Si se presentó esta noche la señora María Herrera, (madre que busca desde el 2008 a cuatro hijos desaparecidos tras cruzar retenes militares en Guerrero). Herrera espera que lo de Javier Valdez permita que la gente vea las injusticias que se están cometiendo en el país y valore a los reporteros que se esmeran por dar a conocer el México real.
“Este momento es inédito, no tiene ningún precedente, es lo peor por lo que ha atravesado el país en cuanto a violencia, impunidad, descomposición en todos los órdenes, dominio de las organizaciones criminales, colusión de las autoridades y absoluta incapacidad del aparato de justicia para proteger a la ciudadanía y procurar justicia. No, ninguna otra generación contemporánea había visto un momento tan grave como este”, lamentó la periodista del diario La Jornada, Blanche Petrich.
“El golpe que sufre un periódico como La Jornada (tras la muerte de Breach y Valdez) y el dolor que hay en la redacción son muy difícil de superarlos, aunque inmediatamente deben ser superado. Nos preocupan todos los demás, que las muertes y amenazas obliguen a callar las voces de los periodistas. En Chihuahua, Miroslava Breach era la mejor periodista, Javier Valdez es un periodista de referencia para las nuevas generaciones y el periodismo nacional e internacional. Ambos son dos figuras gigantes y aun no terminamos de calibrar la dimensión del golpe”, finalizó Petrich.
Mientras se hacía un interminable y doloroso pase de lista con los nombres y trayectorias de todos los periodistas asesinados, el columnista Alberto Barranco Chavarría recordó que “en la época de Porfirio Díaz se llevaban a los periodistas a las mazmorras de la cárcel de Belén, algunos fueron asesinados; en la época de Victoriano Huerta hubo desaparición de periodistas, pero creo que nunca hemos vivido una época tan difícil como la actual, donde francamente escribir una línea, prácticamente, es jugarse la vida; el periodismo se ha degradado a una situación en donde no sabe uno si es el gobierno, si es el hampa, si es alguna otra instancia, el hecho es que salir a la calle y escribir un texto, repito, es jugarse la vida”.
“En el momento en el que se suprime a un periodista, se suprime la libertad de expresión y su derecho a decir; es algo que no debe permitirse y no podemos dar un paso atrás, para que se mantenga la libertad de expresión”.
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