El quinto homicidio de un periodista en México en lo que va del 2017, “pone de manifiesto la alarmante situación de la libertad de expresión en el país”, señala Amnistía Internacional.
Javier Valdez Cárdenas, fundador del medio Río Doce, periodista de La Jornada y El Noroeste, murió por disparos a unos metros de su oficina en el estado de Sinaloa; el informador documentó en notas y reportajes los asuntos del crimen organizado y el narcotráfico; también escribió una serie de libros sobre niños, adolescentes o reinas de belleza afectadas por el narco; además es autor del libro “Joaquín El Chapo Guzmán, el Varón de la Droga”.
“Ser periodista en México parece más una sentencia a muerte que una profesión. El continuo derramamiento de sangre del cual las autoridades prefieren hacer caso omiso genera un profundo vacío que afecta el ejercicio de la libertad de expresión en el país”, manifestó Tania Reneaum, directora de Amnistía Internacional México.
“El país se ha convertido en una zona de alto riesgo para los profesionales que, como Javier Valdez, informan con valentía de situaciones relativas al crimen y la seguridad. El asesinato de Javier pone de manifiesto que ningún periodista, sin importar el alcance de su medio, está a salvo.
“Este crimen, como los demás, debe investigarse de manera independiente e imparcial y todos aquellos sobre quienes pese la sospecha de ser responsables deben comparecer ante la justicia”, agrega el organismo.
En 2011, Valdez recibió el Premio Internacional a la Libertad de Prensa, otorgado por el Comité para la Protección de Periodistas recuerda Amnistía Internacional al subrayar que este es el segundo asesinato de un periodista de La Jornada en el 2017.