Las carencias sociales se hayan reducido, al menos hasta 2015, e incluso que el poder adquisitivo del ingreso ha aumentado, al menos hasta 2016 a partir de la modificación de la Ley de Coordinación Fiscal para redireccionar el uso de recursos del Fondo de Aportaciones para la Infraestructura Social (FAIS); de la aplicación de la Estrategia Nacional de Inclusión Social, y de la reagrupación de programas presupuestales para priorizar el presupuesto de programas, señala el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL).
Al dar a conocer el Informe de Evaluación de la Política de Desarrollo Social 2016, el CONEVAL considera que estas acciones de política pública “representan una contribución directa a alguno de los indicadores de carencia considerados en la medición de la pobreza”.
CONEVAL precisa que entre 2014 y 2015 las carencias que más disminuyeron fueron: la carencia de acceso a la seguridad social (que bajó de 58.5 a 56.6 por ciento); la carencia por alimentación (que bajó de 23.4 a 21.7 por ciento) y la carencia de servicios de salud (que cayó de 18.2 a 16.9 por ciento).
No obstante, el Informe de CONEVAL advierte que “aún existe camino por recorrer para lograr que el desarrollo social sea más amplio que sólo el abatimiento de la pobreza”.
El Informe de Evaluación de la Política de Desarrollo Social 2016 enfatiza que diversos grupos vulnerables siguen necesitando políticas públicas más amplias “para que puedan contar con oportunidades económicas, políticas y sociales similares a las de otros grupos que han tenido históricamente mayores privilegios”.
En 2014, 7 de cada 10 personas indígenas se encontraban en pobreza y de éstas, 3 de cada 10 se encontraban en pobreza extrema. En contraparte, en la población de hombres no indígenas entre 21 y 55 años, la pobreza es de sólo 38.9%.
El rezago educativo entre las personas de la tercera edad sigue siendo significativo, pues mientras entre la población menor de 65 años el rezago fue de 15.2%, entre los adultos mayores fue de 60.7% en 2014.
La pobreza en los adultos mayores se agrava a partir de la acumulación de desventajas. Mientras el porcentaje de población mayor de 65 años en pobreza es de 45.9; al diferenciar entre hombres y mujeres de la misma edad 46.3% de las mujeres mayores de 65 años se encuentra en esta situación. Si aunado a lo anterior se agrega un componente étnico, la cifra aumenta a 75.5% de mujeres indígenas mayores de 65 años en condición de pobreza.
Mientras 83% de las personas entre 15 y 64 años manifestaron dificultad en obtener ayuda para conseguir trabajo, la cifra aumenta a 86.3% entre las personas mayores de 65 años de edad.
Solamente 31.6% de las mujeres ha contribuido alguna vez a la seguridad social, mientras que en los hombres este porcentaje asciende a 47.2.
La situación de pobreza empeora en el caso de jóvenes indígenas, en 2014 72.8% eran pobres, mientras solamente 44.1% de jóvenes no indígenas se encontraron en esta condición.
Si bien la participación de mujeres en la Cámara de Diputados federal es ahora de aproximadamente 41.4%, hay congresos estatales con un gran rezago: Querétaro 8.0%, Coahuila 12%, Nuevo León 14%, Puebla 14.6%, Durango 16%, Estado de México 17%, Sinaloa 17.5%, SLP 18%, Tlaxcala 18.8%, Guanajuato y Guerrero con 19%.
En este sentido el CONEVAL hace un llamado a “mantener y mejorar la coordinación interinstitucional para que la medición multidimensional de la pobreza “no decaiga” hacia final del sexenio; se haga un uso “más racional” de los programas presupuestarios; y se perfeccione la información y la construcción de padrones para que “sean más transparentes y promuevan la acción pública”.
A decir del CONEVAL, en los últimos 5 años resalta la importancia que se ha dado en la política pública, a los indicadores de pobreza.
“Desde hace cinco años tanto el Gobierno Federal como diversos gobiernos locales han tomado la medición multidimensional de la pobreza que señala la Ley General de Desarrollo Social (LGDS), como elemento central de la política social”, detalla en un comunicado oficial.
La medición de la pobreza incluye datos sobre ingreso de los hogares, rezago educativo, carencia por acceso a los servicios de salud, de seguridad social, carencia en la calidad y los servicios de la vivienda, así como carencia alimentaria, lo que ha favorecido la generación de estrategias de coordinación de la política social, aun entre gobiernos de partidos políticos distintos, enfatizó el CONEVAL.
Finalmente, el Informe del CONEVAL destaca también que otros retos importantes de la estrategia actual de política social tienen que ver con mantener y mejorar aún más la coordinación y la generación de instrumentos de información.
Ejemplo de lo anterior es la persistencia de un gran número de programas (5,491) federales, estatales y municipales, lo cual implica mayores gastos de operación en los tres órdenes de gobierno. Asimismo, se observan diversos programas presupuestarios similares al no existir mecanismos suficientes a través de los cuales se comparta información precisa sobre los beneficiarios y los objetivos para tomar mejores decisiones sobre los recursos públicos. A pesar de los avances en la coordinación de la estrategia, se requiere que ésta se mantenga hacia el final del gobierno.
La Sedesol ha estado generando información para relacionar mejor los apoyos que se otorgan con la población que los recibe. Se requiere sin embargo, la construcción efectiva y transparente de padrones y sistemas de información que promuevan la acción pública. En el caso de la Cartilla Social, se advierte que el instrumento debe pasar por un proceso de evaluación y auditoría social para generar mayor certidumbre.