La ineficiencia de una veda pesquera efectiva para detener la muerte de ejemplares de vaquita marina, aunada al cambio de estrategia hacia un plan de emergencia que busca conservar a esta especie endémica mexicana en cautiverio, representan un reconocimiento tácito de la incapacidad de las autoridades para combatir las causas de fondo que afectan a esta especie en su hábitat natural, entre ellas la pesca de totoaba, reclama este lunes la agrupación global ambientalista Greenpeace.
Recientemente, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales anunció un plan de emergencia para la recuperación de la vaquita marina, que consiste en invertir tres millones de dólares para capturar a las vaquitas sobrevivientes con apoyo de delfines de la Marina estadounidense para luego trasladarlas al cautiverio, medida desesperada ante el alto riesgo que implica someter al estrés de captura, transporte y confinamiento a animales que nunca han pasado por eso.
La medida, temporal mientras se desarrollan redes de pesca menos agresivas para la vaquita, y las dificultades implícitas del plan de emergencia; además de la falta de opciones “efectivas” para la estructura económica, social y ambiental en la región, “hacen difícil confiar en las buenas intenciones de las autoridades y sobre todo alarma que la posibilidad del confinamiento de las vaquitas en un rincón del Alto Golfo de California distraiga de las obligaciones ineludibles de combatir las causas de fondo del problema: la pesca de totoaba, prohibida recientemente en el Código Penal y rezagar aún más el desarrollo de oportunidades económicas para los pescadores locales.
La representación de Greenpeace en México: exhorta a las autoridades a que la estrategia de conservación de la vaquita en cautiverio no distraiga la atención de problemas graves que necesitan ser resueltos, como poner fin a la pesca de totoaba y la falta de oportunidades para pescadores.
“Hacemos eco de los altos riesgos que implica la estrategia de captura, transporte y conservación de las vaquitas restantes en cautiverio”, resalta Greenpeace.
Exigimos a la Semarnat y Sagarpa, a través de Conapesca, enfocar sus esfuerzos en la búsqueda y aplicación de esquemas económicos que desincentiven la pesca de totoaba en la región, al mismo tiempo que apoyen el desarrollo económico de las comunidades locales.
Demandamos un marco de seguridad suficiente que elimine las amenazas contra organizaciones ambientalistas y permita su valioso trabajo en favor de la preservación de la especie.
Este 10 de abril venció el plazo de dos años para la veda en el Alto Golfo de California, lo que implica que podría volverse a pescar en la zona con redes que ponen en riesgo a la vaquita marina, alertó el organismo.
En opinión de Greenpeace, la prohibición de pesca implementada desde 2015 “ha fallado en su objetivo de evitar la muerte de esta especie al quedar atrapada en las redes usadas en la captura del pez totoaba, cuya vejiga natatoria (o buche) se vende hasta en 9 mil dólares para después ser comercializada en China debido a sus supuestas propiedades afrodisíacas o sanatorias”.
“La evidencia del fracaso está en que tan sólo en marzo pasado, fueron hallados en la zona dos cadáveres de vaquita”, detalla la organización ambientalista al subrayar que la pérdida “es sensible si se considera que quedan menos de 30 ejemplares”, según el último conteo realizado por el Comité Internacional para la Conservación de la Vaquita Marina (CIRVA).
La veda ha dejado al descubierto la falta de coordinación entre las dependencias gubernamentales, pues pese a los esfuerzos de salvar a la marsopa más pequeña y amenazada del mundo, no se ha conseguido detener la pesca de totoaba, ni se han desarrollado alternativas reales para la comunidad, que les permita generar ingresos a partir de otra actividad.