AUDIO: María Eugenia Ibarrarán Viniegra, profesora asociada de la Universidad Iberoamericana de Puebla
Académicos y expertos alertan que es “insostenible moral y políticamente”, qué 1 por ciento de la población se apropie 32 por ciento del ingreso nacional en nuestro país. Además, los ingresos que se apropia del 1 por ciento más rico son equivalentes a los que se queda el 90 por ciento población mexicana.
Al presentar el Foro Internacional ¿Por qué persisten la pobreza y la desigualdad en México? se resaltó que en México, el 10 por ciento más rico se apropia del 67.8 por ciento del ingreso. Al capital corresponde el 56 por ciento de ese 68 por ciento del ingreso del decil más rico, destacaron académicos de la Universidad Iberoamericana, Campus Puebla y del Centro de Estudios Espinosa Yglesias.
¡Ya basta!, expresó Juan Luis Hernández Avendaño, director de Ciencias Sociales de la Universidad Iberoamericana de Puebla, al advertir que las elecciones de 2018 serán “atípicas”.
“Nos es posible que la política social nos tenga en los últimos lugares de América Latina. Para el 2018 los mexicanos deberíamos estar hartos de las campañas electorales insulsas, con ideas general y políticas de rebozo. Deberíamos pedir propuestas. Tenemos electorados no solo enojados sino con mayores capacidades para castigar o para premiar, enfatizó.
Por su parte, María Eugenia Ibarrarán Viniegra, profesora asociada de la Universidad Iberoamericana de Puebla, advierte posibles escenarios de más pobreza en especial por el regreso de migrantes a sus regiones empobrecidas que no han cambiado en los años o décadas que estuvieron en Estados Unidos.
“Es muy fácil echarle la culpa a (Donald) Trump, pero la verdad es que México no ha hecho nada, ni para que no se fueran ni para generar polos de atracción ni fuentes de trabajo”, comentó Ibarrarán Viniegra.
De hecho, en términos de la desigualdad entre factores de la producción, los niveles de desigualdad en México muestran la misma distribución que a mediados de los años 30. Para 2015, el capital percibió el 74 por ciento del ingreso, mientras que el trabajo recibió sólo el 26 por ciento, agregaron.
“Se ha buscado por más de 30 años pero no se ha logrado contener la pobreza”, apuntaron. Por regiones, la Ciudad de México es la entidad donde la desigualdad salarial es más alta, seguida de Oaxaca, Campeche, Hidalgo, Guerrero, Veracruz y Puebla; las menos desiguales Baja California, Quintana Roo, Baja California Sur, Durango, Chihuahua y Coahuila.
Entre 1997 y 2014, el número de beneficiarios del programa social originalmente Progresa, ahora Prospera, pasó de 5 millones a 25 millones. Sin embargo, la población por debajo de la línea de pobreza por ingresos (Línea de Bienestar) no se ha movido prácticamente nada: en 1992 era de 54.8 por ciento, Para 2014 era de 53.2 por ciento, agregaron.
El crecimiento de las denominadas clases medias, bajo el entorno de poco crecimiento y crisis económica, en la misma temporalidad ha sido prácticamente nulo. De 22 por ciento de la población a 26 por ciento.
El problema de la pobreza en México, se encuentra en las carencias de seguridad social y rezago educativo (cuyos porcentajes de carencia se han mantenido prácticamente sin cambios) y en el ingreso, cuyo avance sustancial en la población, no depende de programas sociales como las transferencias condicionadas, sino de políticas enfocadas al mercado laboral donde la caída permanente y sostenida de los salarios, da lugar a que el salario mínimo se encuentre por debajo de la línea de pobreza, apuntaron.
Los salarios mínimos en México son, junto con los de Nicaragua, de los más bajos en América Latina. El salario mínimo en México de 80.04 pesos diarios, se encuentra muy por debajo de la línea de pobreza oficial por hogar de 353 pesos diarios (hogar promedio) y, cada vez más lejano a un salario mínimo constitucional digno y adecuado de 578 pesos (Cálculo del Observatorio de Salarios).
Mientras América Latina y el Caribe han logrado un progreso económico y político notable a lo largo de la última década con “una disminución notable de la tasa de pobreza y una enorme expansión de la clase media”; México “no formó parte de este progreso y aumento de bienestar regional”, alertaron los expertos.
Pese a que el continente tiene un sin fin de pendientes, “nuestros vecinos han podido avanzar -por ejemplo- a pesar de la corrupción, México no”, apuntó el académico de la Universidad Iberoamericana, Campus Puebla, Juan Luis Hernandez.
Bolivia tenía 63.9 por ciento de pobres y bajó a 42.4 por ciento en 2011. Brasil registraba 36.4 por ciento y la disminuyó a 18.6 en 2012. Perú por su parte tenía 52.5 por ciento de pobres y para 2012 registraba 25.8.
En cambio, México tenía 31.7 por ciento de pobres en 2005 y 37.1 por ciento en 2012 (CEPAL, 2013). “México caminó en sentido contrario”, indicaron.