La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) puso a disposición de los migrantes más de 63 centros de atención en su apoyo, los cuales son dirigidos y administradas por la Iglesia católica.
En un comunicado, precisó que los centros de atención ubicados en el norte, centro y sur del país, cuentan con la colaboración de 71 agentes de la pastoral de movilidad humana, entre sacerdotes, religiosos, así como organizaciones religiosas con enfoque social y laicos voluntarios.
Reconoció que el inicio de la administración encabezada por el presidente Donald Trump, “tiene como sello particular la toma de medidas que atentan contra la dignidad de los hermanos migrantes, al incrementar el dolor, el temor y la angustia por la posible separación física de las familias”.
Además por la pérdida de empleos, con la consecuente eliminación de su fuente de ingreso, a lo que se suman “las persecuciones, discriminaciones y expresiones de racismo, que con estas medidas del gobierno estadunidense, se han intensificado”.
El Episcopado recordó que desde 1986, los obispos de la frontera noreste de México y la frontera sur de Texas, comenzaron a sostener reuniones para reflexionar, analizar y planear trabajo conjunto, procurando la mejor atención a los fieles que habitan ambos países hermanos.
Desde entonces, la vida y realidad pastoral de nuestros hermanos migrantes, es una de las preocupaciones centrales, anotó.
Fruto de ello, fue la Carta Pastoral “Ya no somos extranjeros: Juntos en el camino de la esperanza” (2003).
Además, en la reciente reunión que se llevó a cabo en la Diócesis de Brownsville, del 13 al 15 de febrero pasado, se dieron cita obispos, sacerdotes, religiosas y laicos de las ciudades fronterizas, evento al que asistió también el nuncio apostólico de los Estados Unidos, Cristophe Pierre.
Como resultado de ese encuentro, los 21 obispos asistentes firmaron un comunicado conjunto donde dejaron claro que “el migrante tiene derecho a ser respetado por el derecho internacional y por cada país”.
Por lo tanto, “independientemente de su condición migratoria, los migrantes como toda persona, poseen una dignidad humana intrínseca que debe ser respetada”.
El compromiso común de ese encuentro es “dar acompañamiento y seguimiento a las situaciones difíciles que sufren nuestros hermanos migrantes, inmigrantes, deportados y refugiados, en estos momentos”.