En la Cámara de Diputados, el décimo Parlamento de las Niñas y los Niños de México cerró trabajos con severos reclamos no solo al gobierno federal, sino a las autoridades educativas, gobernantes de todo orden, incluyendo al Jefe de Gobierno de la Ciudad de México y a los legisladores federales.
Al declararse “hartos” de que la corrupción, pobreza, violencia, desigualdad y de la inseguridad les impide ejercer su derecho a jugar, los pequeños congresistas reclamaron fuerte y claro a sus homólogos federales, que los hayan dejado solos en el trabajo en comisiones, que no les prestaran atención y que ni siquiera hicieran acto de presencia para conocerlos y escuchar sus propuestas
También denunciaron que la comida que les ofrecieron fue insuficiente y de mala calidad, tal y como planteó el diputado Rodrigo Antonio Herrera Moreno, del estado de Quintana Roo.
“Hubo algunas cosas menos agradables, por ejemplo hubo poca comida, a veces no nos gustaba o nos la servían muy tarde. Durante nuestra participación en la comisión, nos limitó el tiempo y en algunas actividades trabajamos solos, además varios de nosotros no conocimos a nuestros diputados”, apuntó.
Al dar a conocer los resultados del trabajo en comisiones, niños y niñas de todas partes del país subrayaron que su principal preocupación es la falta de calidad en la educación, la discriminación y el “bullying”, la violencia en la escuela y la familia, la falta de recursos en sus hogares, que sus padres no tienen tiempo de atenderlos y brindarles amor, la inseguridad que no le permite salir a jugar y la riqueza de la que gozan los políticos mientras la población vive en pobreza.
Contrario a lo que suele ocurrir en el Palacio Legislativo de San Lázaro, donde los congresistas se ausentan o no acuden a las sesiones y esperan que éstas terminen rápidamente, los niños y niñas legisladores lucharon por hacer uso de la palabra e incluso protagonizaron una pequeña confrontación verbal para que les abrieran el micrófono a todos los congresistas.
Uno de los reclamos más claros fue el del pequeño Axel Gael Romo que expresó su tristeza por la corrupción en México y les dijo “fuera” a todos los gobernantes corruptos.
Con su discurso, Romo Torres encendió los ánimos de los niños parlamentarios, que comenzaron a alzar la mano para externar su sentir.
Al relatar la riqueza que vieron al visitar la Residencia Oficial de Los Pinos, recriminó que el Presidente Enrique Peña y otros funcionarios como los ministros de la Corte cobren jugosos sueldos, cuando gran parte de la población está en pobreza. Al invitar a los mexicanos a que “no se den por vencidos”, Axel Gael advirtió que si los niños no actúan y ponen un alto a la corrupción “estos políticos nos van a arruinar”.
“Ahí vimos que el Presidente Enrique Peña Nieto vive en una casa lujosísima, mientras que vemos en las calles la pobreza que se presenta. ¿Por qué diputados, por qué vemos esa pobreza?, yo me pregunto. ¿Por qué? Pues porque un Presidente gana aproximadamente más de 300 mil pesos al mes, ahora nos preguntamos por qué hay tanta pobreza, ¿verdad?”, cuestionó.
Su compañero de Querétaro, Ricardo Ibarra Tapia, fue uno de los más contundentes al criticar el caso omiso de los políticos y en particular de los legisladores, a las propuestas hechas en el Parlamento infantil. Si no son escuchados, recriminó, de nada sirve
“¿Por qué hacen estos concursos? O ya no son concursos. ¿O sea, por qué venimos aquí a perder el tiempo diciendo lo que necesitamos si no lo van a hacer? ¿De qué sirve que estemos aquí, diciendo nuestras propuestas, si nadie lo va a cumplir? Lo hemos visto, así como nuestros compañeros lo han dicho, es el décimo Parlamento, antes de este ya ha habido nueve ¿acaso se ha visto algún avance?”, sentenció.
La diputada Ariadna Lizeth Camacho lamentó que México sea clasificado y visto por el mundo como un país de corrupción, violencia y pobreza. Preguntó por qué los políticos corruptos están acabando con la nación, mientras los gobernantes viven con gran lujo.
Su compañera, Ximena Saldaña Granillo señaló que es increíble que los niños reflexionen más que los adultos, que no se respete la libertad de expresión, y que por ser pequeños, los gobernantes no los atiendan ni los escuchen. Preguntó a los adultos si no han pensado qué país y qué mundo le dejarán a los niños, porque los infantes lo hacen y solo ven un futuro incierto.
La diputada por Oaxaca, Sarahí Peralta Ramos, de Oaxaca, advirtió que en México los derechos están de luto, porque además de estar escritos en letras negras, no se cumplen y eso significa que “están muertos”. Coincidió con los pequeños diputados que lamentaron el lujo y la elegancia en Los Pinos, cuando miles de niños ni siquiera tienen un techo bajo el cual dormir.
Fernando Daniel Ugalde Chávez, demandó que los gobernantes garanticen condiciones para vivir con dignidad en familia, porque todos han sido “ladrones”.
Paulina Valeria Rábago Gómez, de Hidalgo, fue directa al afirmar que en seis años, haciendo referencia al gobierno del Presidente Enrique Peña, “no ha pasado nada”, los adultos solo velan por sus intereses mientras el país se debate entre la corrupción, violencia, muertes, homicidios y secuestros.
La diputada por el Estado de México, Stella Natalia Lazcano señaló que la corrupción aumentó en México con la llegada del Presidente Peña y por ello los niños deben alzar la voz, a fin de combatir los problemas económicos y la corrupción.
Algunos otros congresistas infantiles recriminaron la indiferencia de los gobernantes ante la realidad de violencia y discriminación que viven los niños, y que los ha obligado a tener como única alternativa de esparcimiento la televisión y las tabletas, mientras sus padres les cuentan que en su niñez, ellos sí podían salir a jugar con sus vecinos y amigos.
Incluso, las lágrimas inundaron los ojos de algunas niñas legisladoras que exigieron a la clase política dejar de velar por sus propios intereses y hacer cumplir los derechos de la infancia.
Una de las más emotivas, fue la pequeña Frida Cabañas Hernández Carballo, que a gritos, denunció que los maestros han salido a protestar a las calles por la reforma educativa, los obreros y los ciudadanos contra la reforma energética, mientras en Guerrero los estudiantes de Ayotzinapa fueron asesinados, las familias viven en crisis y la pobreza ha orillado a los jóvenes a sumarse a la delincuencia.
Pero los niños, advirtió, “no tienen los ojos cerrados” y a costa de madurar antes de tiempo, se han dado cuenta de la realidad. ¿Acaso los gobernantes no se dan cuenta de que dañan a México?”, recriminó.
En respuesta, el presidente de la Comisión de Derechos de la Niñez y diputado del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Jesús Valencia, reconoció sentirse apenado por las “duras” palabras de los legisladores infantiles y les ofreció que sus propuestas no quedarán en el vacío, sino que serán planteadas ante el Pleno de San Lázaro, se dictaminarán y sin duda, se aprobarán.
Entre sus peticiones, incluyeron las de hacer campañas informativas sobre el respeto en la familia, contra la violencia intrafamiliar, aplicar sanciones a padres que maltraten a sus hijos, que sus padres tengan un ingreso justo.
Aunque algunos de ellos se pronunciaron por prohibir el aborto, la mayoría se declaró a favor de promover en los medios masivos el uso de anticonceptivos; y de las familias incluyentes, conformadas por uno o dos padres y por personas del mismo sexo.
Exigieron que los padres den más atención y amor a sus hijos; demandaron vivir en un país seguro y libre de delincuencia; contra la discriminación en la escuela y el entorno social; que los diputados no solo los escuchen sino que cristalicen sus propuestas: y repetidamente llamaron a los gobernantes y políticos no “robar” el dinero público que debería invertirse en escuelas, educación y seguridad.
También pidieron que no haya cuotas escolares y la educación en México sea realmente gratuita, que los uniformes no sean obligatorios para ir a la escuela y que los gobiernos provean los útiles escolares a todos los niños. De igual modo, solicitaron aprobar leyes para que todos los niños mexicanos, sin importar su condición, tengan un techo y becas para ir la escuela.
Defendieron su derecho a vivir en familia; a que los niños sin padres puedan ser adoptados; y que a los políticos se les paguen menores sueldos, para que las familias pobres tengan acceso a un ingreso.