Durante una misa celebrada entre la frontera de Estados Unidos y México, el Obispo del Paso, Texas, Mark Joseph Seitz, pidió a los fieles trabajar a favor de los migrantes que se arriesgan a morir para buscar un mejor futuro.
“Ese Río Bravo, Río Grande, ¿es un río de vida o un río de muerte? Es, de alguna forma, ambas cosas”, señaló al rededor expresar que hace pocos meses, en menos de una semana cinco personas perdieron la vida al intentar cruzarlo.
Monseñor Seitz destacó que el río provee a la zona de “agua para vivir, particularmente en el desierto”, por lo que fue aprovechada por los habitantes de esta zona, “Pero ahora, a causa de nuestros asuntos políticos, es también lugar de la muerte”, dijo.
El Obispo subrayó que la frontera “debería permitir el paso, así como permite el paso de esta agua, que vuelve verde y fértil por todo lo que pasa”, y recordó que “todos somos parte de un cuerpo” encabezado por Cristo, Buen Pastor.
“Sin importar qué fuerzas traten de dividirnos, debemos recordar que somos un solo cuerpo bajo un Pastor, un Creador, que nos ha hecho a todos, y nos ha dado un lugar en el cuerpo”, señaló.
“Ninguna frontera debe dividirnos”, remarcó. El Obispo señaló también que no es suficiente congregarse cada año en la frontera “para hablar acerca de esta realidad”, sino que “necesitamos trabajar”.
“No estamos hablando solo de políticas publicas aquí, estamos hablando de decisiones, que son decisiones de vida y muerte”, dijo.