El Fondo de Cultura Económica (FCE) lamenta la muerte del escritor argentino Ricardo Piglia, “uno de los escritores latinoamericanos más emblemáticos de la segunda mitad del siglo XX hasta nuestros días”.
Apenas el año pasado, Ricardo Piglia obtuvo el Premio Formentor de las Letras en reconocimiento al total de su obra, que incluye además obras como Plata quemada (1997), Blanco nocturno (2010), La ciudad ausente (1992), Respiración artificial (1997). Su más reciente novela fue El camino de ida, parcialmente basada en su paso adolescente por Estados Unidos.
Piglia nació en 1941. Fue profesor, narrador, crítico literario y guionista. También fue reconocido con el Premio Planeta Argentina (1997), el Iberoamericano de Letras José Donoso (2005) y el Premio Rómulo Gallegos (2011).
El FCE le publicó Tres propuestas para el próximo milenio (y cinco dificultades) / Mi Buenos Aires querida (2001); Diccionario de la novela de Macedonio Fernández (2000) y Antología personal (2014); además de que dirigía la Serie del Recienvenido de este sello en su filial de Argentina, una propuesta al lector de grandes obras de la literatura de ese país, seleccionadas y prolongadas por él.
El escritor Ricardo Piglia vivía a media cuadra de la estación de trenes de su natal Adrogué, en Argentina. Pasaban por su casa filas de personas y a él le gustaba sentarse en la acera, con un libro en las manos, haciendo como que leía, entonces sólo contaba con cuatro años, hasta que un día alguien le dijo que tenía el libro al revés. Años después su padre, a manera de broma, le hizo ver que aquel volumen era el libro azul del peronismo, por lo que no tenía de qué preocuparse.
Así narró el propio autor argentino su primer encuentro con un libro, hace ya varios años, al inaugurar el ciclo ‘El Placer de la Lectura’, en el marco de una FIL de Guadalajara.
En aquel Foro de la FIL, Piglia también rememoró que fue en nuestro tiempo, de Hemingway, el primer libro que influyó en su experiencia de vida. Aquella ocasión, el autor se despojó de su casaca de escritor para revelar a su público que escribir libros implica, antes que cualquier experiencia, ser un buen lector.