La comunidad de Houston, Texas, está conmocionada tras el asesinato de Julián Guzmán, un niño hispano de 11 años, quien perdió la vida el pasado domingo 31 de agosto de 2025 después de ser baleado mientras participaba en una inocente broma infantil conocida como "ding dong ditch" o en México ‘tocar el timbre y echarse a correr’.
El presunto agresor, Gonzalo León Jr., de 42 años, fue arrestado y enfrenta cargos de asesinato. Este caso reabre el debate nacional sobre el uso desproporcionado de la fuerza y la cultura de las armas en Estados Unidos.
Muere niño de 11 años a manos de su vecino
Fue a finales de agosto cuando Julián Guzmán y sus amigos estaban jugando al "ding dong ditch", una travesura donde los niños tocan el timbre de una casa y huyen antes de que alguien abra la puerta.
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Según testigos, después de tocar el timbre de la vivienda de León, los menores corrían por la calle cuando el propietario salió armado y disparó contra el niño, alcanzándolo en la espalda. Julián fue trasladado de urgencia al hospital, pero falleció al día siguiente a causa de sus heridas.
Arrestan a hombre que mató a niño de 11 años
Gonzalo León Jr. fue detenido el martes 2 de septiembre y encarcelado en el condado de Harris. Las autoridades confirmaron que León es el dueño de la propiedad donde ocurrió el tiroteo.
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El sargento de policía Michael Cass declaró que "no parece ningún tipo de defensa propia. No estaba cerca de la casa", lo que sugiere que el uso de la fuerza fue injustificable. La investigación incluye revisión de cámaras de seguridad y testimonios de vecinos, y se espera que se presenten cargos formales de homicidio en los próximos días.
Este trágico evento no es aislado. En 2023, un hombre en California fue condenado por homicidio premeditado al embestir con su auto a tres adolescentes que realizaban la misma broma.
En mayo de 2025, en Virginia, otro hombre fue acusado de asesinato en segundo grado por disparar a un joven de 18 años que grababa un video para TikTok mientras tocaba timbres. Estos casos se han vuelto un patrón alarmante donde reacciones violentas a bromas infantiles resultan en muertes evitables, impulsando debates sobre legislación de armas y educación comunitaria.
La tragedia de este hombre que mató a un niño de 11 años porque le tocó el timbre y se echó a correr subraya la fragilidad de la vida frente a reacciones desmedidas. Mientras la familia enfrenta una pérdida irreparable, este caso sirve como recordatorio crítico de la importancia de la educación en resolución de conflictos y la regulación responsable de armas.
