En un panorama donde la información se propaga a la velocidad de la luz, las declaraciones de figuras públicas tienen un peso innegable, especialmente cuando se trata de temas tan sensibles como la salud. Recientemente, el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha vuelto a encender la polémica con afirmaciones sobre el autismo y su supuesta conexión con ciertos medicamentos y vacunas.
El Dr. Francisco Moreno, director de la línea de servicio de medicina interna del Centro Médico ABC, no duda en calificar estas declaraciones como "palabras menores, menos viniendo del presidente de Estados Unidos", y advierte sobre las graves consecuencias que la desinformación puede tener en la salud pública, especialmente en el contexto del preocupante resurgimiento del sarampión.
Las afirmaciones de Trump: un eco peligroso
Donald Trump declaró que un medicamento específico utilizado para reducir la fiebre en mujeres embarazadas era el causante del autismo. Además, mencionó otro medicamento, empleado para contrarrestar los efectos de la quimioterapia, que supuestamente ayudaba a "curarlo o a mejorar algunos de algunas de sus síntomas" del autismo.
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Estas afirmaciones, según el Dr. Moreno, han "puesto de cabeza a la comunidad científica y médica".
En entrevista con Pamela Cerdeira en MVS Noticias, Moreno recuerda que esta no es la primera vez que Trump emite declaraciones sin base científica.
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"Donald Trump fue ese personaje que en pandemia dijo que había que inyectarse Cloralex en las venas para limpiar al virus", señaló, ilustrando un patrón de desestimación de la evidencia científica. La conexión entre vacunas y autismo no es nueva; la vacuna del sarampión, en particular, "fue de las primeras en ser acusadas como causa del autismo", una asociación que, como enfatiza el Dr. Moreno, "no está demostrada científicamente".
La desinformación como combustible del movimiento antivacunas
Las declaraciones de Trump se insertan en un contexto más amplio de desinformación que alimenta el movimiento antivacunas. El Dr. Moreno identifica al "grupo de ultraderecha de los Estados Unidos" como el "principal grupo antivax", mencionando a Robert F. Kennedy, a quien describe como "el secretario de salud actualmente de los Estados Unidos uno de los principales antivax".
Este tipo de "pensamiento", según el Dr. Moreno, "lo que hacen es confundir a la población en general, lo que hacen es crear algún tipo de alarma y al final lo que tratan de hacer este tipo de discursos, es decir, estamos buscando la causa por la que hay problemas de salud sin realmente tener una justificación real". La consecuencia directa de esta desinformación ya se observa en estados como Florida, donde "las vacunas van a empezar a escasear", y en México, donde el sarampión ha resurgido con fuerza.
El impacto transfronterizo de la desinformación
El Dr. Moreno subrayó la interconexión entre las políticas de salud y la desinformación en Estados Unidos y sus repercusiones en México. "Mientras en México estamos con nuestros temas y nuestros problemas, hay otros que están sucediendo en Estados Unidos que también tenemos que ver muy de cerca porque las consecuencias tarde o temprano las terminamos viviendo", afirmó.
El brote de sarampión en Texas, originado en una comunidad menonita que "no creen las vacunas", es un claro ejemplo de cómo las creencias infundadas pueden tener un impacto devastador en la salud pública. Este brote afectó a Chihuahua y ha llevado a México a superar a Estados Unidos en número de casos de sarampión, con 21 fallecimientos. La desinformación, amplificada por figuras políticas, no solo socava la confianza en la ciencia, sino que también pone en riesgo la vida de miles de personas, especialmente niños.
