El líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, declaró que su país jamás renunciará a sus armas nucleares, a pesar de los recientes llamados al diálogo por parte de Estados Unidos y Corea del Sur. Durante un discurso citado por la agencia estatal KCNA, el mandatario norcoreano enfatizó que la desnuclearización está completamente fuera de cualquier negociación.
“Este año, las nuevas administraciones de Estados Unidos y Corea del Sur están coqueteando con la idea de estar abiertas al diálogo con nosotros, pero su verdadera intención es debilitar nuestro poder y destruir nuestras instituciones”, afirmó Kim Jong-un.
El líder norcoreano denunció que tanto Washington como Seúl han intentado introducir el concepto de una “desnuclearización gradual”, lo cual —según sus palabras— "destruyó con sus propias manos la justificación y el fundamento para sentarse a la mesa con nosotros".
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Armas nucleares: sagradas e innegociables
Kim Jong-un recalcó que la decisión de convertir a Corea del Norte en una potencia nuclear fue una “elección inevitable” para garantizar la supervivencia del país frente a amenazas externas. “Hemos estipulado en la ley suprema de la República que nuestra posesión de armas nucleares es sagrada y absoluta, algo que no puede ser dañado o alterado bajo ninguna circunstancia”, declaró.
Además, subrayó que cualquier propuesta de desarme es, en su opinión, una violación constitucional: “Pedirnos que nos ‘desnuclearicemos’ es pedirnos que cometamos un acto inconstitucional. Nuestra posesión de armas nucleares es una ley nacional y tenemos la obligación legal de respetarla”.
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El líder norcoreano fue tajante: “Nunca renunciaremos a nuestras armas nucleares”.
Postura hacia Trump y Corea del Sur
En un tono más personal, Kim Jong-un reconoció que aún guarda “buenos recuerdos” del presidente estadounidense Donald Trump, con quien sostuvo varios encuentros históricos. No obstante, se mostró inflexible respecto a Corea del Sur: “Nunca nos sentaremos a la mesa de negociaciones con Corea y nunca haremos nada juntos”.
También rememoró que Corea del Norte y Corea del Sur fueron reconocidas como dos naciones independientes tras unirse por separado a las Naciones Unidas en 1991. “El hecho de que hayamos designado a Corea como país extranjero, como la nación más hostil, no es una decisión tomada de repente ayer u hoy”, subrayó el líder de la RPDC.
En este contexto, Kim Jong-un dejó claro que la política norcoreana está definida y que no dará marcha atrás en lo que considera un derecho soberano: la tenencia de armas nucleares como herramienta de defensa y disuasión estratégica.