JAPÓN

Hiroshima y Nagasaki: La herida atómica que el mundo no puede olvidar

A 80 años de los bombardeos nucleares, el recuerdo sigue vivo y las preguntas también.

Las cicatrices siguen presentes en las generaciones sobrevivientes y en la memoria colectiva global.
Las cicatrices siguen presentes en las generaciones sobrevivientes y en la memoria colectiva global.Créditos: EFE
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En agosto de 1945, al final de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos lanzó bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki. Fue la primera vez en la historia que se utilizó armamento nuclear en combate, causando una destrucción sin precedentes.

Ocho décadas después, el mundo sigue debatiendo las consecuencias éticas, humanas y políticas de este hecho, que marcó no solo la rendición de Japón, sino el inicio de la era nuclear.

Las cicatrices siguen presentes en las generaciones sobrevivientes y en la memoria colectiva global, como una advertencia sobre el poder destructivo que aún amenaza a la humanidad.

¿Qué pasó en Hiroshima y Nagasaki?

El 6 de agosto, un bombardero B-29 estadounidense lanzó la bomba de uranio “Little Boy” sobre Hiroshima, matando a unas 70 mil personas de forma inmediata. Tres días después, el 9 de agosto, la bomba de plutonio “Fat Man” cayó sobre Nagasaki, dejando más de 70 mil muertos. En ambas ciudades, la mayoría de las víctimas fueron civiles.

Además de las muertes inmediatas, miles fallecieron posteriormente por quemaduras, heridas y exposición a la radiación. Las ciudades fueron arrasadas, y los sobrevivientes, conocidos como hibakusha, sufrieron por años las secuelas físicas, emocionales y sociales de la catástrofe. Muchos fueron discriminados y vivieron con enfermedades derivadas de la radiación sin apoyo del Estado japonés.

¿Por qué siguen siendo un símbolo global?

La rendición de Japón llegó días después de los bombardeos. Sin embargo, historiadores y víctimas aún cuestionan si el uso de armas nucleares era realmente necesario. El hecho dio inicio a la carrera armamentista entre Estados Unidos y la Unión Soviética, y hasta hoy representa un llamado urgente contra la proliferación nuclear.

Créditos: UNAM. 

Hiroshima y Nagasaki siguen siendo un símbolo de memoria, dolor y resistencia. Cada año, miles de personas visitan el Parque Conmemorativo de la Paz en Hiroshima y el Museo de la Bomba Atómica en Nagasaki. A 80 años de los ataques, el mundo recuerda las consecuencias del poder destructivo del hombre, y la necesidad de que tragedias como estas no se repitan.

El recuerdo de Hiroshima y Nagasaki sigue vigente. Las secuelas humanas y ambientales de las bombas atómicas marcaron la historia y siguen siendo una advertencia frente al uso del armamento nuclear.