Una inesperada polémica envolvió este domingo a Elmo, el tierno personaje rojo de Plaza Sésamo, luego de que su cuenta oficial en la red social X fuera aparentemente hackeada para difundir mensajes cargados de odio, teorías conspirativas y ataques directos al presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Los mensajes, que aparecieron brevemente en el perfil dirigido principalmente a público infantil, contenían frases antisemitas y acusaciones graves contra el mandatario. Aunque fueron eliminados minutos después, las capturas circularon rápidamente en redes.
¿Qué decían los mensajes publicados?
Entre las publicaciones más alarmantes, se leía: “Elmo dice que todos los judíos deben morir. Que se jodan los judíos. Donald Trump es el títere de Netanyahu, porque está en los archivos de Epstein”. También se incluían frases como: “Los judíos controlan el mundo y necesitan ser exterminados”.
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El hilo no solo contenía mensajes de odio, sino también insinuaciones graves contra Trump, al acusarlo de pedofilia y exigir la publicación de los llamados archivos de Jeffrey Epstein, relacionados con una red de abuso infantil y tráfico sexual.
¿Qué dijo Plaza Sésamo sobre el hackeo?
Ante la polémica, el equipo de Sesame Workshop, organización responsable de Plaza Sésamo, confirmó a Fox News que la cuenta había sido comprometida por un tercero.
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En un breve comunicado, señalaron: “Un hacker desconocido publicó mensajes repugnantes, incluidos textos antisemitas y racistas. Estamos trabajando para restablecer el control total sobre la cuenta de Elmo”.
¿Qué tiene que ver Trump con Epstein?
Hace unas semanas, Elon Musk avivó la controversia al señalar públicamente que el presidente Donald Trump aparece en los archivos de Jeffrey Epstein. Según Musk, esa sería la razón por la cual dichos documentos no se han revelado al público.
“Es hora de lanzar la gran bomba: Trump está en los archivos de Epstein”, escribió el empresario en su red social, X, añadiendo: “La verdad saldrá a la luz”.
Por ahora, la infiltración en la cuenta de Elmo añade otra capa de tensión a la narrativa digital y política en Estados Unidos, donde incluso personajes infantiles no están exentos de las disputas ideológicas más crudas.
