Durante un reciente encuentro internacional, Donald Trump protagonizó un momento incómodo al felicitar al presidente de Liberia, Joseph Boakai, por hablar bien inglés. Lo curioso es que ese idioma es el oficial de Liberia desde hace décadas, por lo que su comentario generó sorpresa entre los asistentes.
La declaración, que rápidamente se viralizó en redes sociales, fue vista por muchos como una muestra de desconocimiento sobre la historia y cultura del país africano. Aunque el elogio parecía bien intencionado, dejó en evidencia una falta de contexto por parte del presiente de Estados Unidos que no pasó desapercibida.
El momento incómodo de Trump al elogiar al presidente de Liberia
Durante una reunión en la Casa Blanca con varios líderes africanos, Donald Trump pasó un momento peculiar al dirigirse al presidente de Liberia, Joseph Boakai. De forma inesperada, Trump lo felicitó por su manejo del inglés, sin considerar que ese es justamente el idioma oficial de su país.
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Boakai había sido el único del grupo que se dirigió a él en inglés, lo que llamó la atención del expresidente. Trump, curioso y aparentemente impresionado, le preguntó dónde había aprendido a hablar así de bien. Boakai, con tranquilidad, le respondió que en Liberia.
El expresidente soltó una broma diciendo que incluso había personas en la mesa que no hablaban inglés tan bien como él. Aunque la intención parecía amistosa, muchos lo consideraron un comentario fuera de lugar.
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El vínculo histórico entre Liberia y Estados Unidos
Liberia no solo tiene el inglés como idioma oficial por casualidad. Su historia está profundamente entrelazada con la de Estados Unidos, ya que fue fundada en el siglo XIX como un lugar de asentamiento para esclavos afroamericanos liberados. Desde entonces, el inglés se consolidó como la lengua oficial del país, aunque convive con más de 30 lenguas indígenas.
En 1847, Liberia se declaró independiente y se convirtió en la primera república moderna del continente africano. Incluso su capital, Monrovia, y su bandera reflejan ese pasado compartido con EE.UU.
Un ejemplo claro de esta conexión es su capital, Monrovia, que fue nombrada en honor a James Monroe, el quinto presidente de EE.UU. Incluso su bandera guarda un notable parecido con la estadounidense: franjas rojas y blancas y una estrella blanca sobre fondo azul, reflejo del legado que aún persiste en muchos aspectos de la vida liberiana.
