Donald Trump, presidente de Estados Unidos, está por recibir un Boeing 747-800 de la familia real de Catar, el cual podría convertirse en su nuevo Air Force One. La lujosa aeronave, apodada como “palacio volador”, será anunciada oficialmente esta semana durante su gira por Arabia Saudí, Catar y Emiratos Árabes Unidos, según adelantó ABC News.
El avión, que Trump vio por primera vez en febrero en el aeropuerto de West Palm Beach, Florida, destaca por su interior de ultra lujo. Su valor, en condiciones nuevas, ronda los 400 millones de dólares, aunque la unidad que se entregará tiene alrededor de una década de uso. Esta maniobra podría resolver los retrasos del contrato actual con Boeing, el cual está pospuesto hasta al menos 2029.
Trump defiende el “regalo gratis” del “palacio volador”
En su red Truth Social, Trump defendió la decisión tras recibir críticas del Comité Nacional Demócrata (DNC). Aseguró que se trata de una transacción pública y legal: “El Departamento de Defensa recibe un REGALO GRATIS para reemplazar al Air Force One de 40 años… y eso molesta a los demócratas sinvergüenzas”, escribió.
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Un análisis legal del Departamento de Defensa y de la oficina del asesor legal de la Casa Blanca concluyó que aceptar el avión no viola las leyes estadounidenses ni las prohibiciones constitucionales sobre regalos de gobiernos extranjeros. La aeronave será entregada formalmente a la Biblioteca Presidencial de Trump al terminar su mandato en 2029, permitiéndole usarla como ciudadano privado.
¿Qué representa el regalo del “palacio volador” a Trump?
Durante su presidencia, Trump ya había ordenado un nuevo par de Boeing 747-8 por 3 mil 900 millones de dólares, pero el proyecto acumula cinco años de retraso. El obsequio catarí representa una vía alternativa para que el mandatario tenga finalmente un avión presidencial moderno.
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El "palacio volador", como se le conoce por sus interiores comparables con los de una residencia de lujo, podría convertirse en el símbolo de una nueva era para Trump en sus futuros desplazamientos presidenciales o postpresidenciales. Sin duda, este movimiento reavivará la conversación sobre lujo, diplomacia y legalidad en torno a los bienes que pueden recibir los funcionarios estadounidenses, especialmente cuando se trata de algo tan emblemático como un palacio volador.
Con información de EFE.