El Papa Francisco, líder espiritual de millones de católicos en el mundo, sorprendió incluso en su muerte con una decisión poco común: rechazó tener un catafalco. Este elemento, tradicionalmente usado en funerales papales, es una estructura elevada y decorada donde se expone el cuerpo del pontífice para que los fieles puedan rendirle homenaje. Sin embargo, fiel a su estilo austero y cercano al pueblo, el Papa Francisco dejó claro en vida que no deseaba este tipo de ceremonial al fallecer.
La elección del Papa tiene un fuerte simbolismo. El catafalco representa no solo la solemnidad del cargo papal, sino también una tradición que se remonta a siglos atrás. Su negativa busca transmitir un mensaje de humildad, de retorno a lo esencial, alejándose del boato que durante años caracterizó los funerales en el Vaticano. En su lugar, se optó por una ceremonia discreta y sin excesos, en consonancia con sus valores personales y su visión del servicio religioso.
¿De qué murió el Papa Francisco?
De acuerdo con el informe oficial firmado por el profesor Andrea Arcangeli, director de la Dirección de Sanidad e Higiene del Estado de la Ciudad del Vaticano, el Papa sufrió un ictus cerebral, cayó en coma y finalmente su cuerpo no resistió un colapso cardiovascular irreversible.
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Su muerte ocurrió a las 7:35 de la mañana en su apartamento dentro de la Casa Santa Marta, y fue confirmada mediante un estudio electrocardiográfico tanatológico.
Con esta última voluntad, el Papa Francisco reafirmó su compromiso con la sencillez hasta el final. Su rechazo al catafalco no solo marca un cambio en los protocolos del Vaticano, sino que también deja un legado de humildad que será recordado más allá de su pontificado.