Finalmente en su tercer intento en la carrera presidencial, José Antonio Kast logró hacerse con el título de presidente al imponerse en las elecciones de Chile. Este hecho sigue una tendencia en Latinoamérica y marca una nuevo hito en la historia de Chile con la llegada de la ultraderecha al poder por primera vez desde el fin de la dictadura. En unas elecciones con aguas bien divididas y falta de opciones de centro, Kast venció este domingo en el balotaje a la candidata de izquierda Jeannet Jara. Con este triunfo, el abogado de 59 años se convertirá en presidente el próximo 11 de marzo, en un contexto regional atravesado por un giro altamente conservador en lo político y en algunos casos neoliberal en lo económico, tal es el caso de Argentina por ejemplo.
Sin embargo Kast ha sabido diferenciarse como candidato de derecha de otros líderes en América Latina, su campaña no lo ha mostrado histriónico como fue el caso de Jair Bolsonaro; ni como un intento de fenómeno mediático como fue el caso de Javier Milei. José Antonio Kast viene construyendo un perfil conservador clásico, marcado por la sobriedad y lo que se presenta como disciplina. Tampoco está asociado a iglesias evangélicas, por el contrario muestra un perfil católico ultraconservador, con una familia numerosa que se compone de nueve hijos.
Las posiciones que más revuelo han generado son por ejemplo el rechazo al aborto en cualquier situación (incluso en casos de vejaciones), su oposición al derecho al matrimonio igualitario, así como a la eutanasia y las pastillas anticonceptivas de emergencia. Quizás con cierta astucia, durante esta campaña el foco no estuvo puesto en lo social, sino puntualmente en dos temas que han dominado la agenda de la información chilena: la inseguridad y la migración.
El futuro presidente tampoco es un outsider de la política, por el contrario cuenta con más de 30 años de trayectoria. Fue diputado y militó durante dos décadas en la Unión Demócrata Independiente, en 2016 abandonó dicho partido político para fundar el Partido Republicano. Con logros legislativos modestos, su figura no era la más relevante del escenario político, sin embargo su discurso de orden y mano dura encontró eco en una ciudadanía preocupada por el aumento de la violencia y los crímenes. Sin ocultar en ningún momento su admiración por Augusto Pinochet, sino más bien levantándola como bandera, Kast prometió combatir el delito de manera implacable y realizar una deportación masiva de migrantes irregulares.
Kast es el menor de 10 hijos nacidos de un matrimonio alemán que migró a Chile. Se a comprobado a través de documentos que su padre perteneció a las filas del partido Nazi en Alemania. Al ser consultado sobre esto, el futuro presidente de Chile aseguró que su progenitor fue reclutado de forma forzosa por el partido de Adolf Hitler y negó rotundamente que fuera o simpatizara con las ideas del nazismo.
De lo que no queda duda alguna es que el triunfo de Kast en estas elecciones redefine el escenario político en Chile y abre interrogantes sobre el rumbo que tomará el país bajo su gobierno. Mientras sus seguidores valoran su franqueza y promesa de orden, sus detractores temen retrocesos en derechos y libertades adquiridas.