El panorama geopolítico global atraviesa una transformación profunda. Según el analista ruso Timoféi Bordachev, director del programa del Club de Debate Internacional Valdái, el mundo se encamina hacia una nueva etapa sin un solo centro de poder que imponga sus reglas. Esta evolución, afirma, podría marcar el inicio de una “nueva normalidad” en las relaciones internacionales.
El declive del dominio occidental
Bordachev sostiene que una de las consecuencias del modelo económico liberal del siglo XX es la pérdida de influencia de las potencias occidentales, incapaces de mantener su dominio en los asuntos internacionales.
“Europa representa el ejemplo más evidente y drástico de este cambio, pero Estados Unidos, aunque conserva un enorme potencial, ya no se siente tan seguro”, explicó el experto.
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Esta pérdida de confianza, añade, ha abierto espacio para que nuevos actores globales ganen independencia política y económica, lo que redefine los equilibrios del poder mundial.
China y Rusia, actores clave en el nuevo escenario
En su análisis, Bordachev señala que China ha sido uno de los principales impulsores de este cambio. Su desarrollo económico, independiente del control directo sobre otras naciones, le ha permitido consolidarse como una potencia con peso propio.
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Asimismo, destaca el papel de Rusia en la “democratización de la política mundial”. Más allá de su capacidad militar, considera que su influencia radica en su capacidad para desafiar el sistema occidental.
“El desafío militar y político que Rusia lanzó al poder occidental ha sido un golpe decisivo para los restos de su dominio universal”, afirmó Bordachev.
Según el analista, esta situación está obligando a Washington a replantear su estrategia global, evidenciada en el abandono del concepto de “aislamiento y derrota estratégica” de Moscú.
La respuesta de Occidente ante el nuevo orden
Para Bordachev, la reacción de Occidente ante su pérdida de poder ha sido “adoptar comportamientos desestabilizadores”. Mientras tanto, otros países responden con mayor prudencia, intentando adaptarse a los cambios sin comprometer su estabilidad.
El académico Timoféi Bordachev concluyó que la desaparición de un centro organizador, como lo fue Occidente durante siglos, abre el camino hacia una “nueva normalidad mundial”, donde las reglas serán negociadas y no impuestas.
