Las denuncias sobre el uso del traje de inmovilización total conocido como “WRAP” han encendido las alarmas entre organizaciones de derechos humanos y especialistas que advierten abuso hacia los migrantes en EU. El dispositivo, también llamado “el burrito” o “la bolsa”, ha sido vinculado con daños físicos, traumas psicológicos e incluso muertes en vuelos de deportación, según testimonios recabados por la agencia AP.
Un ciudadano nigeriano, que pidió mantener su identidad bajo anonimato, narró que en una noche de septiembre fue despertado junto con otros reclusos por agentes del ICE. Les colocaron grilletes en manos y pies antes de colocarles los WRAP y subirlos a un vuelo de 16 horas con destino a Ghana, aunque ninguno provenía de ese país.
“Fue como un secuestro”, relató el denunciante con claridad y angustia.
Su relato se suma al de otros cinco individuos que aseguraron haber sido sometidos al dispositivo por horas durante vuelos, mientras que testimonios de parientes y testigos en al menos cuatro países apuntan a casos similares ocurridos en 2025.
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¿Qué es el “WRAP” y por qué genera polémica?
El WRAP es un traje negro y amarillo que inmoviliza completamente al detenido, restringiendo el movimiento del cuerpo durante vuelos de deportación. Organismos y activistas han asociado su uso con lesiones severas y efectos psicológicos graves.
Aunque su utilización se intensificó en las administraciones de Donald Trump, la compra del dispositivo data de 2015, bajo el gobierno de Barack Obama. El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) ha documentado la adquisición de al menos 268 mil 523 unidades de este traje. No obstante, según información oficial, aproximadamente el 91% de ese gasto corresponde a los dos periodos presidenciales de Trump.
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Frente a críticas, Tricia McLaughlin, portavoz del DHS, defendió su empleo:
“Está totalmente en línea con los estándares legales establecidos… la aplicación de restricciones a los detenidos durante los vuelos de deportación ha sido […] protocolo estándar del ICE y una medida esencial para garantizar la seguridad y el bienestar tanto de los detenidos como de los oficiales”.
Casos extremos: golpes y consecuencias médicas
El caso de Juan Antonio Pineda, originario de El Salvador, ilustra el extremo del uso del WRAP: fue sometido al dispositivo durante horas en un vuelo de deportación a México, además de recibir golpes durante el trayecto. Otro migrante deportado a Cabo Verde durante 2023 denunció que sufrió conmoción cerebral y mandíbula dislocada tras permanecer inmovilizado gran parte de un viaje de 10 horas:
¿Una estrategia de control o un abuso al derecho humanitario?
Los reportes sobre la implementación del WRAP en vuelos internacionales de deportación han encendido alertas sobre la protección de los derechos de los migrantes en EU. Bajo esta práctica, muchos activistas y defensores consideran que el dispositivo vulnera garantías fundamentales al cuerpo y a una expulsión digna —e inclusive podría constituir un trato cruel o degradante.
A medida que estos relatos se difunden, crece la presión para que agencias como ICE y el DHS expliquen con transparencia el alcance del uso del WRAP, su supervisión médica y mecanismos de rendición de cuentas.
