El Turkish Stream, también conocido como TurkStream, es un gasoducto estratégico que conecta Rusia con Turquía a través del Mar Negro, diseñado para transportar gas natural ruso a Europa.
Este megaproyecto, impulsado por Gazprom (la gigante energética rusa) y la empresa turca BOTAS, comenzó a operar oficialmente el 8 de enero de 2020.
Su creación responde a la creciente demanda energética en Europa y a la necesidad de diversificar las rutas de suministro para reducir la dependencia de gasoductos que atraviesan Ucrania, en el contexto de las tensiones políticas entre Rusia y Occidente.
¿Cómo funciona el Turkish Stream?
El gasoducto consta de dos líneas submarinas paralelas, cada una con una capacidad de transporte de 15.75 mil millones de metros cúbicos de gas al año, lo que da un total de 31.5 mil millones de metros cúbicos anuales.
La primera línea está dedicada al suministro de gas para el mercado interno de Turquía, mientras que la segunda tiene como objetivo abastecer a los países del sudeste de Europa, como Serbia, Hungría, y Bulgaria.
Importancia del gasoducto
El proyecto tiene varias implicaciones estratégicas y económicas:
- Diversificación de rutas energéticas: reduce la dependencia de las rutas tradicionales que cruzan Ucrania, un punto de conflicto entre Rusia y Europa.
- Relaciones Rusia-Turquía: fortalece la cooperación económica y geopolítica entre ambos países.
- Suministro energético europeo: garantiza un flujo constante de gas a regiones que dependen de este recurso para calefacción, generación de electricidad e industrias.
Impacto geopolítico
El Turkish Stream es parte de una estrategia más amplia de Rusia para consolidar su influencia en el mercado energético europeo y sortear las sanciones occidentales.
Al mismo tiempo, Turquía se posiciona como un hub energético regional, aumentando su importancia geopolítica en las relaciones internacionales.
En un mundo cada vez más enfocado en la transición hacia energías limpias, el Turkish Stream es un recordatorio de la relevancia que los combustibles fósiles aún tienen en la economía global y en la política internacional.