El conflicto entre Ucrania y Rusia ha escalado nuevamente tras el primer uso de misiles balísticos ATACMS por parte de Ucrania, suministrados por Estados Unidos.
El ataque tuvo como objetivo una base militar en Karáchev, región de Kursk, cerca de la frontera. De acuerdo con el Ministerio de Defensa de Rusia, cinco de los misiles fueron interceptados, pero fragmentos de uno impactaron en una instalación militar en Briansk, sin reportarse víctimas ni daños graves.
Más tensión entre Ucrania y Rusia
El uso de estos misiles de largo alcance representa un punto de inflexión en la guerra. Estados Unidos, tras meses de reticencia, autorizó su entrega para que Ucrania golpeara objetivos estratégicos en territorio ruso.
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El canciller ruso, Serguéi Lavrov, calificó el ataque como una nueva fase del conflicto y vinculó directamente a Washington, lo que terminó por generar tensiones adicionales.
Por otro lado, el presidente ruso Vladímir Putin firmó un decreto que amplía las circunstancias para el uso de armas nucleares.
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Esta nueva doctrina permite su empleo incluso contra países sin armamento atómico, siempre que estén respaldados por potencias nucleares, como es el caso de Ucrania con Estados Unidos. Además, contempla ataques ante amenazas críticas a la soberanía rusa, aumentando las posibilidades de respuesta militar.
Esta escalada ha generado reacciones internacionales ya que Francia no descarta el uso de sus propios misiles de largo alcance, mientras que Rusia refuerza sus preparativos en instalaciones nucleares clave.
Aunque las armas atómicas son presentadas como una opción defensiva, los analistas advierten que la nueva postura reduce el umbral para su uso, generando mayor incertidumbre.
Con el conflicto entre Ucrania y Rusia entrando en una etapa aún más crítica, las decisiones recientes resaltan la complejidad del enfrentamiento y el impacto global que podría tener una escalada mayor. La situación sigue desarrollándose con implicaciones para la estabilidad internacional.