El Covid-19 sin duda se trató de una enfermedad que cambió e impactó al mundo, y debido a sus estragos, hay cierta duda acerca de cuál es la probabilidad de que exista una pandemia igual de mortífera.
Desde que se contabilizó el primer caso del SARS-CoV-2 en el año 2019, se tiene registro de 685 millones 552 mil 288 contagios a nivel mundial, siendo seis millones 842 mil 126 el número de fallecimientos.
Sin embargo, la empresa analítica Airfinity dio a conocer que la probabilidad de que surja una enfermedad tan fuerte como fue la de coronavirus, y que provocó un periodo de confinamiento y crisis económica, en los próximos 10 años, es de 27.5 por ciento.
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En ese sentido, la compañía refirió en un comunicado que publicó el pasado 12 de abril, que dicha estimación disminuye 8.1 por ciento, en caso de que haya disponibilidad de vacunas para determinada enfermedad en los 100 días siguientes al brote.
Es por ello que Airfinity reconoció la importancia de una rápida distribución y despliegue de biológicos para evitar la propagación de algún padecimiento contagioso.
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"Nuestro modelo muestra que el riesgo de una pandemia tan mortal como la de covid-19 en los próximos diez años se reduce en un 71 % si se aplican estas contramedidas".
Llaman a tomar nuevas medidas para evitar otra pandemia ‘mortífera’
La empresa recordó que hasta el momento, no existen vacunas aprobadas o tratamientos contra varios patógenos de alto riesgo como lo son el zika, síndrome respiratorio por coronavirus de Oriente Medio, o el virus de Marburgo.
No obstante, refirió que es poca la probabilidad de que con la actual política de vigilancia de enfermedades se detecten nuevas pandemias antes de que exista un gran riesgo, indica el portal RT.
"Hemos calculado los riesgos reales, pero también la reducción potencial de riesgos que se puede conseguir. Esto puede ayudar a informar a los responsables de la toma de decisiones sobre el nivel de inversión preventiva para mantener la seguridad de la gente".
Finalmente, el modelo de la empresa analítica señala que el Covid-19 hubiese sido una pandemia aún más mortífera, si la cepa inicial tuviera los niveles de transmisión de la variante Ómicron.