Rusia defendió este viernes ante el Consejo de Seguridad de la ONU el acuerdo sellado para desplegar armas nucleares tácticas en Bielorrusia frente a las críticas de la mayoría de los Estados miembros, que advirtieron del peligro que plantea este movimiento.
El embajador ruso ante las Naciones Unidas, Vasili Nebenzia, justificó la medida como una respuesta a la amplia presencia de armas atómicas estadounidenses en países europeos y al apoyo militar que las potencias occidentales están dando a Ucrania.
"¿Realmente esperaban que no respondiéramos a actos provocadores y agresivos?", preguntó Nebenzia en un discurso ante el Consejo de Seguridad, reunido a petición de Ucrania y sus aliados tras el anuncio del nuevo pacto entre Rusia y Bielorrusia.
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El representante ruso culpó a Estados Unidos de debilitar toda la arquitectura de no proliferación nuclear con el fin de garantizar su "dominio geopolítico" y evitar la "emergencia de un mundo multipolar".
En los últimos años, Moscú y Washington, las dos grandes potencias nucleares, pusieron fin a varios acuerdos de control atómico y dieron pasos unilaterales para modernizar sus arsenales, una situación que, unida a la guerra en Ucrania, hizo crecer el riesgo de que se use un arma atómica a su punto más alto desde las peores fases de la Guerra Fría, según la propia ONU.
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"La ausencia de diálogo y la erosión de la arquitectura de desarme y control de armas, combinada con una peligrosa retórica y amenazas veladas, son factores clave en este riesgo potencialmente existencial", señaló hoy la alta representante para el Desarme de Naciones Unidas, Izumi Nakamitsu.
Críticas generalizadas a Rusia
Las potencias occidentales, con Estados Unidos al frente, cargaron con dureza contra el acuerdo entre Rusia y Bielorrusia y acusaron al presidente ruso, Vladímir Putin, de usar las armas nucleares como amenaza contra quienes respaldan a Kiev.
El representante estadounidense Rober Wood dijo que el pacto muestra que Rusia está cada vez más dispuesta a usar "el fantasma de un conflicto nuclear para ayudarle a ganar su guerra ilegal contra Ucrania".
"El anuncio del presidente Putin el 25 de marzo es su último intento de intimidar y coaccionar. Esto no ha funcionado y no va a funcionar. Seguiremos apoyando los esfuerzos de Ucrania para defenderse", dijo el embajador británico James Kariuki, que insistió en que nadie está amenazando a Rusia.
Tanto el Reino Unido como otros países cargaron además contra uno de los argumentos usados por Moscú, que aseguró que el despliegue nuclear en Bielorrusia responde en parte a la decisión de Londres de dar al Ejército ucraniano municiones con uranio empobrecido, un tipo de armamento no nuclear considerado efectivo contra tanques.
"Rusia sabe bien que esto es munición convencional, no nuclear. Esto es otro ejemplo de cómo intentan engañar", insistió Kariuki.
A las críticas al despliegue nuclear se sumaron países de todos los continentes, incluidos algunos como Brasil que en ocasiones han mostrado posturas más tibias ante la invasión rusa de Ucrania.
La delegación brasileña subrayó hoy su preocupación por el fracaso del desarme nuclear y la aceleración de la carrera en este ámbito y dijo a Moscú que los posibles incumplimientos de compromisos por parte de otros Estados no justifican más "violaciones".
China, que desde el inicio de la invasión ha evitado criticar directamente a Rusia en el Consejo de Seguridad, dejó claro su tradicional rechazo al despliegue de armas nucleares en terceros países y su oposición a la amenaza de usarlas.
Además, pidió a todas las partes del conflicto ucraniano ser "racionales y ejercer contención", "evitar agravar las tensiones" y abstenerse de cualquier paso que puede llevar a que se pierda el control de la situación.