Tras el terremoto de Turquía y las secuelas que se han generado, muchos de los residentes de zonas de lujo están molestos porque lo que el sismo hizo aflorar fue la negligencia, mala construcción y problemas de seguridad de los edificios colapsados, fue cuando vieron que el dinero no compra la garantía que las casas no resultarán afectadas cuando hay malas prácticas y corrupción.
Una de las zonas más lujosas de Gaziantep, la zona de Turquía más afectada por el terremoto, es donde los que tienen dinero buscaban comprar departamentos costosos que a la postre resultaron los más afectados por el terremoto.
Pero el precio de la vivienda en esta ciudad no significó nada cuando se produjo el terremoto del pasado 6 de febrero y que dejó más de 3 mil edificios colapsados.
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Uso de materiales de baja calidad, construcciones sin cumplir las especificaciones, negligencia y corrupción han generado molestia, tragedia e incertidumbre entre la gente afectada, según testimonios recabados por la BBC.
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"Estoy enfadado. Quiero llevar a alguien ante la justicia, pero no sé a quién", afirma este joven de 28 años. Para él, muchos son culpables de lo que no es solo una tragedia nacional sino, con el derrumbe de tantos edificios, un escándalo nacional", dijo uno de los afectados.
Sin embrago, dice que el contratista no es el único que tiene la culpa, ya que los que aprobaron los edificios que se cayeron son responsables junto con el gobierno y el Estado.
"No deberían haber firmado este proyecto de construcción en absoluto", dice el afectado.
Se trata del complejo de apartamentos Ayse Mehmet Polat que tiene 24 años de antigüedad y cuatro de sus seis bloques se derrumbaron mientras otros edificios de alrededor se mantenían en pie.
Los residentes habían expresado su preocupación por la seguridad mucho antes de los temblores mortales de la semana pasada
Acudimos a este lugar porque habíamos oído que habían detenido a un hombre del que se decía que era el contratista del edificio.
Lo que muchos de los residentes lamentan es que pese a las advertencias de seguridad de los edificios que ya habían reportado desde hace meses, no pasó nada hasta que llegó la tragedia.
"Hace seis meses, Selma nos habló de los problemas del edificio. Nos dijo: 'Queridos vecinos, nuestros edificios pueden derrumbarse al menor terremoto. Reforcemos los pilares. Si os falta dinero, el ayuntamiento podría ayudarnos con una solución más barata'. Celebró varias reuniones, pero no pasó nada", lamentó el músico Yunus Emre, cuyo primo y su familia de cuatro miembros han desaparecido
Según lo narrado por los afectados el grave problema que padecieron los edificios colapsados, en especial los de esa zona residencial de lujo, se trataba de una cuestión de integridad estructural, no de repintar paredes como se los quisieron hacer ver.
Emel Filik, una mujer de 65 años, escudriña el montón de escombros y solloza desconsoladamente: "Todo ha desaparecido", en el lugar donde su primo dormía en uno de los cuatro bloques destruidos y que nadie se responsabilizó de la seguridad del edificio.
"Una vez que empiezas a vivir en tu departamento no pasa nada. No hay inspección. El seguro contra terremotos y el seguro de propiedad tampoco funcionan. El ayuntamiento no hace comprobaciones. No existe la supervisión", dice en su testimonio a la BBC.
Así, el terremoto en Turquía afloró la negligencia, corrupción y malas prácticas en la construcción que enlutó más la tragedia y de la cual el dinero no compra la garantía que esas malas prácticas no se van a presentar.