Keenan Anderson, un padre de familia y profesor de inglés de 31 años de edad, murió de un paro cardíaco la semana pasada.
Lo anterior, después de que la policía de Los Ángeles, California, le disparara repetidamente con una pistola eléctrica, por oponerse a un arresto después de un accidente de tránsito.
La muerte de Anderson desató la ira de políticos, como la nueva alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, quien aseguró en un comunicado que “se están realizando investigaciones completas”.
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“Prometo que las investigaciones de la ciudad sobre estas muertes serán transparentes y reflejarán los valores de los ángeles”.
Las muertes a las que se refiere la alcaldesa son la de Anderson y de 2 hombres más que también murieron en manos de la policía angelina en la primera semana de este año.
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“Me aseguraré de que las investigaciones de la ciudad conduzcan solo hacia la verdad y la rendición de cuentas… Además, los oficiales involucrados deben ser puestos en licencia inmediata”.
Bass extendió sus condolencias a las familias de Anderson, de Takar Smith, de 45 años, y de Óscar Sánchez, de 35 años, quienes también murieron en el enfrentamiento con los uniformados.
Por su parte, el ex detective de Los Ángeles, Moisés Castillo, señaló que es muy prematuro sacar conclusiones del accionar de los uniformados, pero serán responsables de cada acción.
En tanto, la cofundadora de Black Lives Matter, Patrisse Cullors, exige al director de la policía angelina, Michael Moore, una investigación transparente para determinar las causas y la responsabilidad de la muerte de su primo.