John F. Kennedy fue uno de los presidentes de Estados Unidos más queridos, quien, tras su asesinato, dejó un vació en los estadounidenses. Al día de hoy, la versión oficial de su muerte no los deja calmados, por lo que veremos qué sucedió con este magnicidio, ocurrido el 22 de noviembre de 1963.
En el programa Líneas Sonoras, el locutor Carlos Carranza te lleva a recorrer, por medio de pinceladas de historia, los hechos más importantes de la humanidad, por lo que te contamos qué se sabe hasta el momento del asesinato de JFK.
A finales de 1963, John F. Kennedy, el trigésimo quinto presidente de Estados Unidos, tenía un índice de popularidad de un 58 por ciento, pero, para muchos analistas de la época, los resultados de la política en su tercer año de mandato no eran del todo satisfactorios.
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Kennedy había llegado a la Casa Blanca en 1960, después de unas elecciones que ganó con muy estrecho margen de votos. Su aparente “juventud”, entre comillas porque tenía 43 años, y su estilo abierto ofrecieron una nueva imagen en un momento muy adecuado para asumir el liderazgo de una nación en pleno cambio social.
En lo político, los resultados no siempre fueron lo que se esperaba y en aquel otoño de 1963, las repercusiones de la desastrosa crisis de los misiles de Cuba, sumadas a los primeros rumores de Vietnam y a la polémica sobre los derechos civiles no constituían buenas noticias para su reelección.
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De hecho, recientemente, se supo que, como Clinton, Kennedy buscó alivio sexual con una becaria, Marion “Mimi” Fahnestock, quien, a sus 60 años, madre de dos hijas y abuela de cuatro nietos, reconoció en mayo pasado en un comunicado que “desde junio de 1962 a noviembre de 1963” tuvo una relación sexual con el presidente.
Otras recientes revelaciones sobre el asesinado presidente son sus problemas de salud y, sobre todo, su supuesta adicción a algunos fármacos, incluidas las anfetaminas.
No obstante, lo que preocupaba al presidente Kennedy en aquel mes de noviembre de 1963 eran los problemas de su partido en Texas, con el duelo entre el gobernador John Connally y el senador Ralph Yarborough.
Con la intención de evitar una división de los demócratas texanos, John Kennedy y su vicepresidente, Lyndon Johnson, un texano, acordaron una gira de ambos en cuatro ciudades del estado podía apaciguar los ánimos.
El presidente, su esposa, Jacqueline, y el matrimonio Johnson, partieron el 20 de noviembre de 1963 con destino a Texas: San Antonio, Houston, Fort Worth y, finalmente, Dallas.
A las 12:30 horas locales del viernes 22 de noviembre de 1963, tres balas (más de tres, según versiones no oficiales) fueron disparadas en la plaza Dealey de Dallas, al paso del automóvil presidencial.
Minutos después, Estados Unidos y el mundo recibían una noticia que sembró la conmoción y el desconcierto: John F. Kennedy, trigésimo quinto presidente de EEUU, había sido asesinado.
Las carencias de la investigación oficial, la Comisión Warren, que atribuyó el crimen a un acto aislado de un sólo hombre, Lee Harvey Oswald, desencadenaron todo tipo de versiones sobre lo que ocurrió realmente en la plaza Dealey.
Las hipótesis de que una conspiración puso fin a la vida del presidente siguen respaldando el mito de John F. Kennedy.
De hecho, diversas encuestas realizadas por las empresas Gallup y Zogby International a través de los años, han señalado que la mayoría de los estadounidenses cree que el asesinato de Kennedy fue producto de una conspiración, algo que descartó oficialmente la Comisión Warren.
Entre estas hipótesis, la más extendida en la opinión pública norteamericana es la que señala que Kennedy fue asesinado en una conspiración de la mafia y los sectores más conservadores del complejo industrial estadounidense, con la implicación de los servicios secretos cubanos.
Aprende más sobre John F. Kennedy en el programa Líneas Sonoras con Carlos Carranza en MVS todos los sábados a las 15:00 horas por el 102.5 FM.