Mucho se habla de las historias de éxito de los emprendedores de Silicon Valley, región de las empresas tecnológicas más grandes del mundo, pero también hay historias de ascensos y caídas estrepitosas como la de Elizabeth Holmes.
La fundadora de la empresa Theranos, que fue famosa por sus falsas declaraciones de haber ideado un sistema de análisis de sangre que sólo requería una cantidad muy pequeña de sangre, era llamada a ser la nueva Steve Jobs, pero su reinado duró poco.
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Holmes tenía una forma de trabajo metódica, disciplinada y rígida que comenzaba a las 4:00 de la mañana con oraciones, meditación, ejercicio y desayuno para estar a las 6:45 ya en la oficina trabajando.
Holmes y sus reglas que inspiraban confianza
Sus reglas de trabajo encajaban bien en el estándar de Silicon Valley que tras su éxito inicial inspiró confianza a todos, trabajadores, directivos, inversionistas.
De acuerdo con documento escrito de mano de la propia emprendedora y reproducido por The New York Times, sus método de trabajo era estricto.
"Nunca llego ni un minuto tarde. No muestro ninguna emoción. TODO TIENE QUE VER CON LOS NEGOCIOS. No soy impulsiva. Sé cuál es el resultado de todas las reuniones. No vacilo. Tomo decisiones de manera constante y las modifico cuando es necesario. Hablo poco. Sé detectar mentiras de inmediato".
Sin embargo, todo se derrumbó tan rápido como se creó.
Ascenso y caída rápida
Con tan sólo 19 años, Elizabeth Holmes, hija de uno de los vicepresidentes de Enron, la empresa eléctrica que quebró en diciembre de 2001 tras años y años de fraude contable, provocando uno de los mayores escándalos de principios del siglo 21, fundó Theranos en 2003.
La empresa recaudó más de 700 millones de dólares por medio de fondos de inversión de capital riesgo y capitales privados.
Alcanzó una valoración de 10 mil millones de dólares en su apogeo, durante 2013 y 2014 y \u200blos inversionistas y medios de comunicación promocionaron el sistema de Theranos como un gran avance en el mercado de análisis de sangre y la industria de los laboratorios de diagnóstico.
Pero nada es para siempre y una investigación hecha por un reportero del diario The Wall Street Journal, reveló que su método era un fraude.
Theranos, una burbuja que se rompió
El periodista John Carreyrou, de ese diario, hizo una investigación del sistema de Theranos para hacer análisis de sangre con prácticamente una gota y encontró que se trataba de un fraude.
Theranos estaba dando a los pacientes resultados de análisis de sangre inexactos, lo que llevó a una rápida pérdida de confianza de inversionistas y de la propia gente, era el año de 2016.
En su momento, la respuesta de Holmes fue inmediata y en declaraciones a la NBC, dijo: "Esto es lo que pasa cuando intentas cambiar las cosas: que te llaman loca y quieren hundirte. Para cuando se han dado cuenta, resulta que has cambiado el mundo".
Al banquillo de los acusados
Tras la investigación, el gobierno de EU comenzó a investigar el casi a través de la FDA, ante las acusaciones de los laboratorios.
Holmes renunció a su cargo, se vio expulsada dos años de la industria y, a su vuelta, aunque recuperó su cargo de CEO, la SEC -Comisión del Mercado de Valores de EU, una agencia federal dependiente del Departamento de Justicia- presentó cargos contundentes contra ella y contra su ex socio.
Hasta once acusaciones relacionadas con la estafa, el fraude y el engaño a proveedores y a clientes. Delitos económicos y de salud pública.
Culpable de fraude
Holmes fue declarada culpable por fraude la semana pasada en un tribunal de California.
Su caso ha puesto en evidencia la cultura de negocios del Silicon Valley.
El jurado concluyó que Holmes era culpable de engañar a los inversionistas para colocar dinero de su empresa, la cual prometía revolucionar los exámenes de sangre con herramientas más rápidas y económicas que las utilizadas por los laboratorios tradicionales.
Cada cargo puede acarrear una pena máxima de 20 años de prisión y una multa de unos 250 mil dólares. Además, se vería obligada a devolver el dinero a quienes hayan sido estafados.
La historia de Elizabeth Holmes no puede ser solo una historia de avaricia y mentiras, es la historia de cómo todo un sistema de garantías y controles falló durante más de una década en el idílico mundo de los negocios en Silicon Valley.