La desigualdad en la vacunación covid en el mundo es el reflejo de muchas otras batallas en las que los países pobres están en plena desventaja frente a las naciones desarrolladas.
No por nada, en el discurso de apertura de la Asamblea General de la ONU, el secretario general del organismo, el portugués António Guterres, calificó como una ‘obscenidad’ a esta desigualdad.
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Las cifras hablan por sí solas, ya que mientras en los países industrializados se ha inmunizado a la mayoría de la población, en el continente africano el 90 por ciento de la población espera apenas su primera dosis.
África con apenas el 1% de vacunados
Aún más, países como Reino Unido y Estados Unidos tienen reportados el 50 y 45 por ciento de su población vacunada, en África apenas se llega al uno por ciento.
En este contexto, Guterres, criticó la falta de solidaridad en este ámbito y destacó a la desigualdad como el reflejo de los grandes problemas del mundo actual.
“De un lado vemos vacunas desarrolladas en tiempo récord, una victoria de la ciencia y del ingenio humano. Del otro, vemos un triunfo arruinado por la tragedia de la falta de voluntad política, el egoísmo y la desconfianza”, dijo.
El mundo: aprobado en ciencias y reprobado en ética
Para Guterres, el mundo aprobó con sobresaliente en materia científica al desarrollar una vacuna en tiempo récord, pero en materia ética está reprobado.
Uno de los factores que en este sentido tienen gran peso es el que se tenga un plan global de vacunación que duplique la producción de vacunas y que se asegure que los inmunizantes lleguen al 70 por ciento de la población hacia la mitad del año 2022.
Mecanismo Covax, la esperanza ante acaparamiento de vacunas
Tras la llegada del mecanismo Covax, que sentó la esperanza para muchos países pobre de tener acceso a las vacunas, Estados Unidos, Europa y Gran Bretaña, aceleraban la producción de vacunas.
Así, Estados Unidos y América del Norte, específicamente Canadá, acumulaban dosis y vendían algunas a los pocos países que podían pagar sus altos costos.
Mientras tanto, el mecanismo Covax seguía recibiendo promesas de vacunas, pero no dinero y con ello la desigualdad en la vacunación covid en el mundo se hacía cada vez más evidente.