Más de 40 personas han muerto desde el 6 de junio en la denominada zona de tensión, en el noroeste de Siria, creada para evitar choques entre las fuerzas gubernamentales y los grupos armados opositores en torno al último bastión rebelde del país, informó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
El área ha sido escenario de “una gran escalada” desde el día 6 por parte de las tropas gubernamentales, milicias afines a ellas y Rusia, principal aliada del presidente Bachar al Asad, que han lanzado “decenas de cohetes y proyectiles de artillería”, dijo la ONG con sede en el Reino Unido pero una amplia red de colaboradores sobre el terreno.
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Al menos 41 personas han fallecido desde el día 6 hasta el día de ayer 23 de junio, 19 de ellas civiles, incluidas seis mujeres y cuatro niños, así como 22 combatientes de las facciones opositoras, detallaron medios locales.
Personas afectadas
Al menos 63 personas han resultado heridas durante la ofensiva, la mayoría de ellas civiles, añadió la ONG, que atribuyó la mayor parte de las víctimas a los ataques con cohetes “a menudo de fabricación rusa”. En total, se ha contabilizado el lanzamiento de alrededor de 2,000 proyectiles, además del desplazamiento de unas 1,500 personas pertenecientes a 355 familias de la zona de los montes Zawiya, en la provincia de Idlib.
La zona de distensión o desescalada fue acordada en Sochi en 2018 entre Rusia, que defiende los intereses de Damasco, y Turquía, valedora de la oposición armada y que domina una franja de territorio en el norte de Siria de la que ha expulsado a las milicias kurdosirias.