La Comisión Europea planteó iniciativas a futuro para asegurar los cimientos de la mayor zona de libre circulación del mundo, el área Schengen, que se ha visto marcada por la pandemia de coronavirus y por cierres de fronteras debido a la amenaza terrorista.
Bruselas busca aprender las lecciones de la pandemia y de los tropiezos que ha sufrido el derecho de 420 millones de europeos a la libre circulación para prepararse para futuras crisis y mejorar la cooperación con los países para que las restricciones a la libertad de movimiento sean realmente el último recurso que cada Estado esté dispuesto a adoptar.
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"Tenemos que encontrar otras soluciones que no sean los cierres en las fronteras internas", señaló la comisaria europea de Interior, Ylva Johansson, que subrayó que el refuerzo de esta área debe basarse en la gestión efectiva de las fronteras externas, el refuerzo de aspectos como la cooperación policial y una gobernanza más fuerte del sistema actual.
Con vistas a mejorar la gobernanza se pone sobre la mesa la primera de las propuestas de esta estrategia: una reforma del sistema por el que se vigila si los Estados miembros cumplen las normas de funcionamiento del área Schengen, que incluirá "evaluaciones temáticas" para poder comparar cómo lo hace cada Estado miembro a la hora de implementar cambios legislativos.
También elimina el aviso con 24 horas de antelación para las visitas sorpresa y acorta los plazos que tienen los Estados miembros para corregir las deficiencias \u2013y los de la Comisión para comprobar si se cumplen sus recomendaciones-, especialmente en el caso de que estas sean "significativas" y arriesguen la integridad de la zona Schengen en su conjunto.
Cambio en el código de fronteras
La Comisión pretende revisar el código de fronteras de Schengen que recoge, entre otras normas, las que regulan la duración y características de los controles temporales internos que cada Estado miembro puede aplicar para afrontar amenazas de seguridad concretas de tipo terrorista o migratoria, entre otras.
El objetivo es que los Estados miembros dispongan de suficientes salvaguardias y garantías en cuanto a la coordinación con otras autoridades para que la reintroducción de controles fronterizos se convierta en el último recurso.
Fuentes comunitarias esperan que esta nueva propuesta de reforma del código de fronteras tenga algo más de éxito que la que presentó la Comisión de Jean-Claude Juncker en la pasada legislatura, que descarriló por falta de interés del Consejo y el Parlamento Europeo.
Diálogos políticos
De cara a mejorar la coordinación con los Estados miembros, la Comisión quiere iniciar diálogos más políticos con los gobiernos basándose en los informes anuales sobre la zona Schengen.
Por otro lado, la Comisión quiere progresar con el trabajo técnico para que los sistemas de información para la gestión de fronteras y migración sean totalmente interoperativos para 2023, continuar con el refuerzo de la agencia europea de fronteras y crear un código de cooperación de cuerpos policiales a nivel europeo.
Bruselas también insistió al Consejo en que debe iniciar los preparativos legislativos para que el área Schengen pueda incluir a tres nuevos países que cumplen ya los requisitos para formar parte de esta zona: Croacia, Bulgaria y Rumanía, estos dos desde hace más de una década.