El primer ministro en funciones israelí, Benjamín Netanyahu, sigue tener mayoría para formar Ejecutivo tras las elecciones de marzo, a horas de que se le acabe hoy el plazo para hacerlo y con las negociaciones estancadas desde hace semanas.
Las perspectivas de que el mandatario consiga conformar una coalición no han mejorado en la recta final del período de 28 días que le otorgó el presidente israelí, Reuvén Rivlin, para hacerlo, que expira esta medianoche.
Si bien Netanyahu podría solicitar una extensión de hasta 14 días, actualmente parece estar lejos de obtener el respaldo de los 61 parlamentarios necesarios para gobernar, dado que el bloque que le apoya cuenta con 52 y hasta el momento no ha logrado seducir a posibles nuevos socios.
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Tras su fallido intento ayer de establecer un Ejecutivo de rotación con el ultranacionalista Naftali Benet, en el que este gobernaría durante el primer año, sus opciones son cada vez más acotadas. Su principal dificultad radica en la negativa de las formaciones Raam -de ideología islamista- y Partido Sionista Religioso -de extrema derecha-, de coexistir en un mismo Ejecutivo, algo que hace depender a Netanyahu del apoyo de posibles tránsfugas de los partidos que se definen como oposición.
Las diferencias ideológicas entre los partidos que conforman al denominado “bloque del cambio” representan un obstáculo para la conformación de una coalición opositora, dado que requeriría del apoyo de al menos un partido de mayoría árabe al mismo tiempo que de una o dos formaciones ultraderechistas.