El denominado “gobierno civil” de Birmania reunió 180,000 pruebas de los brutales abusos cometidos desde el golpe de Estado por el Ejército, que este miércoles mató a al menos 11 civiles al disparar municiones reales contra las manifestaciones.
Las atrocidades cometidas por los militares serán uno de los asuntos de la reunión prevista hoy del equipo legal del Comité de Representantes de la Asamblea de la Unión (CRPH) con investigadores de la ONU.
Se trata de la primera de una serie de reuniones que el gobierno civil birmano planea con organizaciones pro derechos humanos vinculadas a la ONU, según indicó en un comunicado Dr Sasa, enviado especial del CRPH ante la ONU que actúa como portavoz del gobierno paralelo.
Entre los supuestos delitos cometidos por los uniformados figuran más de 540 asesinatos extrajudiciales, incluidas la muerte de 10 prisioneros políticos cuando se encontraban bajo custodia, detenciones ilegales y torturas a los detenidos. El Gobierno civil también denuncia el acoso y detención de periodistas, miembros de empresas de comunicación y fotógrafos, además de la restricción del acceso de internet.
La brutal represión ejercida por policías y soldados contra manifestantes desarmados contrarios al golpe de Estado militar tiñe de sangre a diario las calles del país, y ha dejado al menos 581 muertos, aunque no ha logrado detener al movimiento disidente.
La continua tensión llevó al grupo Finch Solutions de asesoría de riesgos a advertir hoy de que la “crisis política de Birmania persistirá en los próximos años” y que existe el riesgo de una guerra civil por el control del país entre el Tatmadaw (nombre del Ejército birmano) y los disidentes apoyados por algunos de los grupos étnicos armados.
Estados Unidos, la Unión Europea y Reino Unido han sido hasta el momento los que más firmes se han mostrado con los militares, con el anuncio de varias sanciones, mientras que el Consejo de Seguridad de la ONU se ha limitado a condenar la violencia sin denunciar a los militares ni proponer sanciones.
El principal obstáculo a una posición más contundente parece ser la posición de dos de los miembros permanentes, China y Rusia, quien criticó ayer los posibles efectos nocivos de las sanciones sobre la situación en Birmania.
El Ejército justifica el golpe por un supuesto fraude electoral en los comicios del pasado noviembre, en los que arrasó el partido liderado por la nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi.
Con información de Agencia EFE