Las imágenes de un hombre atrapado en una alcantarilla, brutalmente golpeado, ensangrentado y finalmente asesinado dieron la vuelta el mundo hace 10 años, era el fin de un dictador: Muammar al-Gadafi.
Tras la difusión de las imágenes del cuerpo de quien había gobernado Libia desde 1969, el Consejo Nacional de Transición (CNT) anunció el fin de lo que llamaron “tiranía y dictadura”.
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Tras la muerte de Muammar al-Gadafi hace 10 años a manos de revolucionarios que terminaron con el régimen tiránico de ese líder militar, no se han podido concretar el cambio hacia una Libia más libre y democrática.
Animado por los levantamientos en Túnez en febrero de 2011, los libios se alzaron contra el dictador Gadafi y luego de una larga huida, el dictador se escondió por última vez en la ciudad de Sirte, a 450 kilómetros al este de Trípoli.
Los rebeldes lo descubrieron escondido en una alcantarilla y lo mataron de inmediato, era el 20 de octubre de 2011.
La Primavera Árabe, 10 años después
El movimiento conocido como la Primavera Árabe generó esperanzas de democracia, igualdad y justicia social en varios países de esa región, como Libia.
Ese movimiento generó la caída de regímenes autoritarios y fue la esperanza de una nueva vida para sus habitantes, pero las cosas no fueron así.
Diez años después, Siria está sumida en ruinas y pobreza; en Libia continúa la guerra civil tras la caída del régimen de Gadafi; la pobreza en Túnez se mantiene y tras la muerte de Hosni Mubarak, llegó una dictadura militar aún más brutal en Egipto.
Esperanzas pronto frustradas
Luego de la caída del que fuera llamado también como ‘líder de la Revolución’ que encabezó el golpe de Estado en 1969, las esperanzas para Libia no han sido del todo promisorias.
Algunas voces vaticinaban lo que vendía, como la del entonces secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, quien en su momento dijo: “El camino que Libia y su pueblo tienen por delante de será difícil y lleno de desafíos”.
Tras los esfuerzos por lograr la unidad, Libia se vio inmersa en una lucha de diversas fracciones por el poder que llevaron a una guerra civil en 2014, tres años después de la caída de Gadafi, que se prolongó por varios años.
¿Qué fue de los ocho hijos de Gadafi?
A 10 años de la muerte del dictador, el destino de ocho de sus hijos, todos ellos beneficiarios de la riqueza y opulencia del poder tiránico, ha tenido diferentes caminos.
De los ocho herederos, tres de ellos murieron, otros tres lograron exiliarse y los dos restantes fueron capturados y encarcelados en Libia.
Mutassim, presidente del Consejo de Seguridad Nacional, fue asesinado en custodia de los rebeldes el mismo día que fue capturado y torturado hasta la muerte su padre, misma suerte que corrieron Hamis, jefe de fuerzas de elite del régimen, y Seif Al Arab, uno de los responsables de la represión en la ciudad oriental de Bengasi, quienes murieron en sendos bombardeos de la OTAN.
Seif al Arab, el menos conocido de los hijos del dictador, residía en Alemania antes de regresar a su país para sumarse a la defensa del régimen.
Hanibal, hijo de la segunda esposa del dictador, se refugió en Siria con su familia hasta que en 2015 grupos chiíes libaneses lograron capturarlo y llevarlo al Líbano para tratar de extraerle información sobre el paradero del imam Musa Sadr.
Mohamed, nacido en Sirte en 1970, primogénito y único hijo de Fatiha Al Nouri, la primera mujer de Gadafi, fue capturado por los rebeldes durante la toma Trípoli, pero logró escapar con ayuda de las brigadas fieles a su padre.
Aisha, la única hija biológica del coronel, nació en 1976 y como abogada, formó parte en 2004 de la defensa del expresidente iraquí, Sadam Husein, quien finalmente fue condenado a muerte. Cuando huyó, estaba embarazada de nueve meses y dio a luz en Argel. Los tres se encuentran en Omán, sultanato que les concedió asilo en 2012.
Seif el Islam considerado el sucesor de su padre, en los años previos a la revolución viajó en varias ocasiones a Estados Unidos, donde fue recibido por la secretaria de Seguridad Nacional de la época Condoleeza Rice, y lideró el proceso de reconciliación con occidente que emprendió su padre.
Saadi, el hijo “futbolista de Al Gadafi” fue encarcelado, acusado de matar a un rival deportivo y absuelto del delito el 6 de septiembre de 2021.
En Libia llegó a ser el capitán del equipo nacional y en Italia, entrenó y disputó algunos minutos con equipos de la Serie A.
Hoy, hace 10 años, el mundo veía como la muerte de Gadafi se levantaba como una esperanza de democracia y libertad para Libia, pero ahora el país se encuentra muy lejos de este objetivo.