Un sismo de magnitud 5,4 se registró este lunes frente a las costas de Trujillo, en el departamento caribeño de Colón, este de Honduras, sin dejar víctimas ni daños materiales, informó la estatal Comisión Permanente de Contingencias (Copeco).
El temblor se produjo hacia las 08.13 horas locales (14.30 GMT) a una profundidad de 10 kilómetros y 92 kilómetros al norte de la ciudad puerto de Trujillo, una región turística del país centroamericano, indicó el organismo de protección civil. Oras versiones procedentes de Estados Unidos indican que el movimiento alcanzó una magnitud de 5,7.
El movimiento telúrico se sintió en varias comunidades en tierra firme de la franja costera y el departamento de Islas de la Bahía, que conforman Roatán, Utila y Guanaja.
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La Copeco descartó una eventual alerta de tsunami por el fenómeno registrado en el mar, a unos 40 kilómetros de la isla de Guanaja.
Pobladores de varios municipios de los departamentos de Atlántida, Colón e Islas de la Bahía informaron en redes sociales sobre el temblor, que en algunos casos causó alarma.
En la ciudad de La Ceiba, Atlántida, “se sintió algo fuerte, nos asustamos porque estaba por salir de la casa a hacer unas compras, aprovechando que hoy puedo hacerlo”, dijo a periodistas una mujer del populoso barrió Inglés.
La Ceiba es una de las comunidades que se ha reincorporado hoy al proceso gradual de la reactivación económica, reanudado el 29 de julio, después de cinco meses de confinamiento a causa de la pandemia de COVID-19.
La Copeco indicó que se mantiene la vigilancia en la zona a raíz del sismo, del que no se descarta que haya réplicas de menor intensidad.
El territorio hondureño está cruzado por fallas geológicas, como la denominada Placa del Caribe, que con alguna frecuencia producen movimientos telúricos, y la del “Cinturón de fuego del Pacífico”.
El 16 de abril, un sismo de magnitud 6,4 se registró a unos 118 kilómetros de Trujillo, muy cerca de Islas de la Bahía, con una profundidad de entre 10 y 12 kilómetros, sin causar daños, informó entonces la Copeco.
La institución atribuye los fenómenos al acomodamiento de las placas de Norte América y el Caribe que, al hacer fricción, generan movimientos en la tierra que pueden ser muy fuertes y perceptibles para la población.