Derivado de la crisis sin precedentes que traerá la pandemia de Covid-19 en América Latina y el Caribe, habrá en la región más de 83.4 millones de personas en situación de extrema pobreza y las cuales estarán en riesgo de hambre, alertaron la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Al presentar el informe "Cómo evitar que la crisis del COVID-19 se transforme en una crisis alimentaria", Alicia Bárcena, secretaria Ejecutiva de Cepal, señaló que el aumento en los niveles de pobreza extrema significará que las personas no tendrán ingresos para cubrir sus necesidades de alimentación de la canasta básica.
De acuerdo al informe, "los efectos de la crisis ya son visibles en los sistemas alimentarios: la vulnerabilidad de los trabajadores ha crecido y los precios internos de los alimentos están subiendo más que el precio de otros productos de la canasta básica, según el Índice de precios al consumidor IPC".
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"Por el aumento del desempleo y la caída en los ingresos, millones de personas no están pudiendo adquirir suficientes alimentos, y muchas otras están teniendo que optar por alimentos más baratos y de menor calidad nutricional", destacó.
El representante regional de la FAO, Julio Berdegué afirmó que en América Latina habrá un retroceso histórico en la lucha contra el hambre. "Podemos perder lo que hemos logrado en quince años en tan sólo un par de meses. Millones de personas pueden caer en el hambre. Esa es la gravedad del problema actual".
Ambos organismos proponen un decálogo que incluye reforzar el ingreso básico de emergencia propuesto por la Cepal, con un bono contra el hambre; fortalecer los programas de alimentación escolar, y garantizar alimentación para niños y adolescentes; y apoyar con subsidios monetarios o con donaciones de alimentos por parte de empresas y gobiernos a las iniciativas de la sociedad civil.
De igual forma, sugieren reprogramar deudas, postergar pagos y flexibilizar la operación de programas de fomento, con enfoque en pequeñas y medianas empresas agrícolas y alimentarias; ajustar los protocolos de sanidad y salud en la producción, el transporte y los mercados mayoristas y minoristas; entre otras.