Como su nombre lo presagiaba, Milagros Heredia logró vencer un tumor cerebral, superó las enormes limitaciones que la enfermedad le supuso y ahora solicitará por primera vez el programa Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) y así lograr su meta de ser una prestigiosa oncóloga.
Milagros es hija de Rosa, también protegida bajo DACA, por lo que la joven sabe bien los beneficios que trae este programa aprobado por el presidente Barack Obama en 2012 para dar un permiso de trabajo y residencia a cientos de miles de indocumentados que llegaron al país siendo menores de edad.
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La universitaria, de 18 años, podrá tener ahora la misma oportunidad de su madre y contar con un estatus legal temporal en el país que le permita desarrollar sus estudios profesionales en el ramo de la medicina.
“Por fin podré tomar mi curso de técnica farmacéutica, mi único requisito que faltaba era el seguro social. Ahora podré trabajar y apoyar a mi madre con mis estudios para lograr ser una oncóloga”, dijo a Efe la estudiante, que ya tiene lista su documentación para aplicar por primera vez para el alivio migratorio.
El Servicio de Inmigración y Ciudadanía (USCIS) reabrió el lunes la recepción de nuevas solicitudes DACA en cumplimiento de una orden emitida el viernes pasado por un juez federal en Nueva York.
El programa de Obama, creado para evitar la deportación de jóvenes inmigrantes indocumentados traídos ilegalmente al país, sufrió un parón de tres años durante los cuales ningún joven pudo solicitarlo por primera vez después de que en septiembre de 2017 el presidente Donald Trump decretó su cancelación.
Rosa cruzó el desierto de Arizona cuando tenía 17 años y gracias al apoyo de una amiga que se hizo pasar como la madre de Milagros, la bebé entró por un puerto fronterizo y arribó a Estados Unidos a los 9 meses de edad.
“Mi madre decidió emigrar porque vio signos de una enfermedad en mí, no podía pararme a causa de un tumor en el cerebro que me impedía moverme bien, así que ella se arriesgó por el desierto y yo cruce con papeles de otra menor parecida a mí”, comentó.
Una vez en Arizona, Milagros fue diagnosticada con un tumor cerebral del tamaño de una naranja y los doctores advirtieron a Rosa que si la menor lograba sobrevivir, solo tenía el 15 % de probabilidad de que pudiera hablar y caminar, aunado a un aprendizaje lento.
“Así que mi nombre me queda muy bien”, señala Milagros, quien superó la enfermedad a los 13 años y quien reconoce un “toque de divinidad” en su nombre y su vida.
La joven nativa de Sinaloa (México) se ha desempeñado como voluntaria en organizaciones que ayudan a los necesitados, y cursa sus estudios en Grand Canyon University, pero ambas labores se le dificultan por carecer de estatus legal en el país.
“Desde que cumplí los 18 años todo se me ha complicado, para inscribirme en oncología necesito un seguro social, ahora con DACA tendré una gran ayuda, pero esperamos que nos resuelvan una solución permanente”, afirmó.
Recordó que durante la administración de Donald Trump vivió incertidumbre y temor a una posible deportación, pero ahora con el reciente triunfo de Joe Biden confía en un futuro más prometedor para los “dreamers“.
Me siento orgullosa de llegar tan lejos y pienso llegar más lejos con DACA, en un futuro no muy largo mi madre tendrá una doctora en casa”, aseguró Milagros, quien ha alcanzado honores y promedios destacados.