El dirigente opositor Leopoldo López aseguró este martes que el grupo de políticos y militares que se alzó esta misma jornada contra Nicolás Maduro ha mantenido comunicación con altos cargos del Gobierno chavista.
“Claro que sí, con distintos sectores civiles y militares”, respondió López a periodistas que le consultaron si había contactos entre la oposición y funcionarios del Gobierno que quisieran dar la espalda a Maduro.
“Todo este tiempo ha habido comunicación, y eso tiene que ver con este proceso que se ha venido construyendo”, añadió.
López burló este martes la condena de más de 14 años de cárcel que pagaba en su domicilio y se trasladó hasta la base aérea militar de La Carlota, en el este de Caracas, para acompañar al jefe del Parlamento, Juan Guaidó, quien se pronunció junto a una centena de militares y pidió a los venezolanos salir a las calles.
Guaidó dijo más temprano que López fue puesto en libertad por funcionarios del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) que cumplieron su “orden” luego de que les ofreciera “amnistía y garantía de indultos”.
López también dijo que ha recibido información “de lo que está ocurriendo en distintas unidades militares” del país, y que “la mayoría” de los uniformados “están conscientes de que tiene que haber un cambio” de Gobierno en Venezuela.
“Les hacemos ese llamado a todos”, insistió.
Los opositores permanecen concentrados en varias zonas del este de Caracas, pese a que durante semanas han dicho que acudirían al palacio presidencial de Miraflores, desde donde despacha Maduro, para reclamar una oficina para Guaidó, quien proclamó un Gobierno interino a finales de enero pasado.
Este martes, Guaidó convocó a los venezolanos y a la Fuerza Armada a acompañar esta gesta “en el marco de la Constitución, en el marco de la lucha no violenta”.
Al llamado de Guaidó han respondido centenares de venezolanos que han salido a las calles.
El presidente de la oficialista Asamblea Nacional Constituyente (ANC), Diosdado Cabello, convocó por su parte a los simpatizantes del chavismo a acudir al palacio presidencial de Miraflores para “defender” la revolución.