Diversos disturbios se han registrado en las calles de París, con enfrentamientos entre radicales y la policía, durante la manifestación de los “chalecos amarillos”, la vigésimo tercera desde que se inició este movimiento de protesta contra el Gobierno de Emmanuel Macron.
Tras un inicio pacífico de la manifestación a última hora de la mañana, los actos violentos comenzaron al acercarse a la plaza de la República de la capital, lugar previsto para el final de la protesta.
Diversos radicales, con la cara oculta, comenzaron a destrozar mobiliario urbano y escaparates, lo que motivó la intervención de las fuerzas del orden, que respondieron con gases lacrimógenos y bolas de goma.
Varios vehículos fueron incendiados, al igual que papeleras y paradas de autobús, mientras que muchos de los manifestantes continuaban su ruta hacia la céntrica plaza.
El Gobierno francés había previsto un dispositivo de 60 mil agentes en todo el país en previsión de los posibles actos violentos, que no se repetían en las manifestaciones de los “chalecos amarillos” desde el pasado día 16.
Pero según los datos del Ejecutivo, unos 2 mil manifestantes radicales estarían activos en París.
A través de las redes sociales se habían lanzado consignas de extremar la protesta, que en esta ocasión se presentó como un “ultimátum” al Gobierno, en vísperas de que Macron desvele el próximo jueves las medidas que piensa adoptar para responder a este descontento.
Antes de que se radicalizara la manifestación, los agentes procedieron a más de 120 arrestos, en aplicación de la nueva legislación que prevé detenciones preventivas.
Se confiscó diverso material pirotécnico, así como elementos para ocultar el rostro de los manifestantes.
El Gobierno blindó algunos barrios de la capital, como los Campos Elíseos o el entorno de la catedral de Notre Dame, víctima el pasado lunes de un incendio que devastó su cubierta.