El dal\u00e1i lama, quien fue ingresado el martes en un hospital de Nueva Delhi por unos dolores tor\u00e1cicos, se hab\u00eda recuperado el jueves y podr\u00eda recibir el alta el viernes, anunci\u00f3 su portavoz a la AFP.
“Sigue tomando medicamentos pero est\u00e1 muy bien y se prev\u00e9 que salga. En este momento intentamos que se le d\u00e9 el alta ma\u00f1ana”, declar\u00f3 a la AFP Tenzin Taklha, se\u00f1alando que el l\u00edder espiritual de los budistas tibetanos recuper\u00f3 “su rutina normal”. “Esta ma\u00f1ana hizo un poco de ejercicio”, a\u00f1adi\u00f3.
El decimocuarto dal\u00e1i lama, de 83 a\u00f1os, vive exiliado en el norte de India desde que huy\u00f3 de T\u00edbet en 1959, despu\u00e9s de que cayera bajo control de la China comunista.
Aunque sigue siendo un orador extraordinariamente popular, el dal\u00e1i lama ha reducido dr\u00e1sticamente sus compromisos internacionales y no se ha reunido con ning\u00fan l\u00edder internacional desde 2016.
Adem\u00e1s, muchos gobiernos muestran reticencias para invitarlo, por temor a generar tensiones con el gobierno chino.
El dal\u00e1i lama ha tratado de impedir cualquier tentativa del gobierno de China de nombrar a su sucesor reencarnado, al punto de haber anunciado en 2011 que \u00e9l mismo podr\u00eda ser el \u00faltimo del linaje, que se perpet\u00faa desde el siglo XIV.
El dal\u00e1i lama renunci\u00f3 en 2011 a su poder pol\u00edtico y encarg\u00f3 la gu\u00eda de los tibetanos en exilio a un primer ministro elegido por la di\u00e1spora, lo que supuso un cambio hist\u00f3rico.
Durante toda su existencia, que pas\u00f3 en gran parte en India, el dal\u00e1i lama ha buscado de forma incesante un compromiso con Pek\u00edn sobre el futuro de los tibetanos. Esa lucha no violenta y pacifista le vali\u00f3 el Premio Nobel de la paz 1989.