Genaro García Luna aceptó su traslado a la corte federal de Nueva York y negó su derecho a pelear legalmente su transferencia a la corte federal de Brooklyn, en donde se le requiere para responder a cargos federales, por presuntamente conspirar por tráfico de drogas, aceptar sobornos del cartel de Sinaloa para su libre tránsito u operación y un cargo más de inmigración, relacionado con su petición de ciudadanía de este país.
En la audiencia de ayer martes, la cual no duró más de diez minutos, el ex secretario de Seguridad Pública de México llegó con el uniforme de reo color naranja, brazos al frente y esposado, gruesas cadenas en cintura y pies que apenas le permitieron dar pasos cortos.
Se sentó en medio de su abogada y de su traductor, frente al juez David L. Horan, quien presidió la audiencia.
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El magistrado le explicó sobre su detención y el proceso que le espera en Nueva York, García Luna pidió al juez Horan, entender la situación legal que enfrenta y negó su derecho a disputar legalmente su transferencia a Nueva York.
Vimos a un García Luna preocupado, sí, pero diferente a su audiencia a la semana pasada que se le vio sonrojado y con evidente nerviosismo, frotándose sus manos atadas con cadenas, atrapado entre policías y junto a otros detenidos.
El García Luna que ayer acudió a su segunda audiencia, se veía firme y cortés en sus contestaciones al juez, de pie, como lo dicta el protocolo respondía: "Sí señor ,gracias ", "no señor", breves firmes y contundentes respuestas.
Quizás sintiéndose arropado por su familia, quien desde la última banca atenta seguía el desarrollo de la audiencia.
En una pequeña corte abarrotada de reporteros, abogados, y agentes federales, anglosajones con chaquetas azul marino, que en la espalda decía U.S. Marshall, policias que protegen y trabajan para la rama judicial federal, que buscan fugitivos y que transportan a sospechosos de delitos federales y a prisioneros de alta peligrosidad, así como también son los encargados de la protección de testigos claves en delicados caos de orden federal.
Su esposa Linda Pereyra y dos jóvenes, un hombre y una mujer que al parecer eran sus hijos. Estaban sentados en la última banca de la corte, donde García Luna les saludo con guiño de ojo.
Su hija le contestó el saludo llevándose su mano al pecho, madre e hija sin maquillaje y rostros encajados.
Estaban tristes pero muy unidos, vestían pantalón y chaqueta negra, el hijo también llevaba chaqueta negra, todos estaban atentos a la audiencia, la hija con la vista como perdida y pensativa. La madre no quitaba la vista de la espalda de su esposo.
Al término de la audiencia, el ex funcionario mexicano salió custodiado por tres agentes federales, vio a su familia que la tenía a no más de dos metros de distancia y sin poder abrazarla, se despidió con una sonrisa.
Noticias MVS alcanzó a la familia de García Luna en su camino al elevador y le preguntó a la señora, si ya había hablado con su esposo, ¿cómo lo encontró de salud?, preguntó nuestra corresponsal, -muy atenta respondió que no iba hacer comentarios y se concretó a decir;,"gracias gracias por estar aquí en estos momentos".
Asimismo su abogada Rose Romero declinó hacer comentarios a la prensa a pregunta expresa sobre el traslado de García Luna a Nueva York, lo que podría ser en cuestión de días u horas sin dar fecha exacta por razones de seguridad.
En cuanto a el tema de la fianza para salir bajo palabra, ese es un asunto que se prevé se discuta en tanto García Luna tenga su primer corte en Nueva York con el juez Brian Cogan, el mismo que sentenció a prision de por vida a Joaquín el "Chapo" Guzmán.