La condena a la pena capital en China de un canadiense por tr\áfico de drogas subi\ó la tensi\ón entre Pek\ín y Ottawa que lanzaron sendas advertencias a sus ciudadanos sobre el riesgo de ser detenidos “de manera arbitraria” si visitan el pa\ís.
China y Canad\á se lanzan recriminaciones desde el mes pasado cuando las autoridades canadienses arrestaron a una directiva de la compa\ñ\ía china de telecomunicaciones Huawei, Meng Wanzhou, sobre quien pende un pedido de extradici\ón de Estados Unidos vinculado a la violaci\ón de las sanciones a Ir\án.
Las autoridades chinas detuvieron a dos ciudadanos canadienses, lo que los observadores consideraron una medida de represalia. Se trata de un ex diplom\ático y de un consultor, ambos fueron detenidos por sospechas de ser una amenaza a la seguridad nacional.
Pero luego volvi\ó a surgir el caso de Robert Lloyd Schellenberg, de 36 a\ños, detenido en diciembre de 2014.
Canadian Robert Lloyd Schellenberg will appeal death sentence handed down by a court in China, his lawyers say pic.twitter.com/JZjyCCBXnN
\u2014 TRT World (@trtworld) 15 de enero de 2019
Schellenberg fue sentenciado en primera instancia en noviembre a 15 a\ños de prisi\ón y a pagar una multa de 150 mil yuanes, unos 19 mil euros. La justicia china rechaz\ó su pedido de apelaci\ón.
Pero un mes despu\és el Tribunal Supremo de la provincia de Liaoning consider\ó el veredicto demasiado “indulgente” por la gravedad de los hechos imputados al canadiense y apel\ó la decisi\ón.
Se organiz\ó un nuevo juicio en Dalian que permiti\ó a los fiscales presentar nuevas pruebas y nuevos testigos que mostraron que Schellenberg estaba conectado a una red criminal internacional que planeaba enviar 222 kg de metanfetamina a Australia.
Schellenberg, que se declar\ó inocente, dijo haber escogido el puerto de Dalian para su primera visita a China como turista.
El momento y la rapidez con que se sentenci\ó a Schellenberg, as\í como las nuevas pruebas que lo incriminan como un actor clave en la operaci\ón, despert\ó sospechas entre los observadores.
“China apresura un juicio en apelaci\ón de un canadiense y lo condena a la pena capital en intento bastante transparente de presionar a Canad\á para que libere a la directiva de Huawei”, indic\ó en Twitter Kenneth Roth, director de Human Rights Watch para Asia.
Donald Clarke, un profesor especializado en derecho chino de George Washington University lo describi\ó de una manera m\ás cruda: “diplomacia de la pena de muerte”.
“El gobierno chino ni siquiera est\á haciendo creer que hubo un juicio justo”, dijo Clarke.
El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, calific\ó como “muy inquietante” que China haya decidido una “aplicaci\ón arbitraria” de la pena capital.
Tras la condena el gobierno canadiense emiti\ó una nueva evaluaci\ón de riesgo para sus ciudadanos que viajen a ese pa\ís pidiendo que “ejerzan una gran prudencia en China debido al riesgo de aplicaci\ón arbitraria de leyes locales”.
El ministerio de Relaciones Exteriores chino, que hab\ía denunciado las “declaraciones irresponsables” de Trudeau y replic\ó las advertencias anunciadas por Ottawa, pero para sus ciudadanos.
“Recientemente, en Canad\á, ciudadanos chinos fueron detenidos de manera arbitraria por exigencias de otros pa\íses”, indicaron los servicios consulares chinos.
“El ministerio de Relaciones Exteriores y la embajada de China en Canad\á recuerdan a los ciudadanos chinos que deben plenamente evaluar los riesgos vinculados a los viajes a Canad\á”, advirtieron.