Sumido en su peor crisis política desde que llegó al poder, sin logros internacionales y con una economía que no despega, el presidente francés Emmanuel Macron padece del desencanto en Francia y Europa, pero esto no le impedirá seguir con sus reformas, estiman observadores internacionales.
“Hay un desencanto en Europa, sobre todo en Alemania, un tipo de desalineamiento de los astros”, estima Nicolas Baygert, profesor de comunicación política en la Universidad Libre de Bélgica.
El mandatario francés “tenía una especie de estado de gracia en el extranjero, con la victoria de Francia en el Mundial de fútbol y la foto de Emmanuel Macron exultante como punto culminante”, agrega.
Pero el antiguo niño mimado de la prensa internacional, que alababa su juventud, su tenacidad, su voluntad de reformar Francia, ha perdido brillo en quince meses de poder.
Macron “se ha caído de lo alto de su trono jupiteriano hasta encontrarse con los políticos comunes y falibles”, resume el diario conservador alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung. “Fallo para el Rey Sol 2.0”, escribe la agencia estadunidense Bloomberg, en referencia al aspecto monárquico del presidente.
Incluso sumido en una polémica por los actos de violencia cometidos por uno de sus colaboradores, Alexandre Benalla, “las instituciones europeas contaban mucho con él para que diese un nuevo soplo a Europa”, explica Baygert, profesor en Sciences Politiques de París.
“Pero ahora, se ven los efectos limitados de sus reformas en el crecimiento económico o de su política internacional en Trump o Putin”, agrega.