Con la autorización este jueves de realizar actos en las calles del país y propaganda por internet, Brasil dio inicio a siete semanas de campaña electoral que estará marcada por la batalla judicial en la Justicia electoral para determinar si el gran favorito, Luiz Inacio Lula da Silva, encarcelado por corrupción, puede participar.
Horas después de que el Partido de los Trabajadores (PT) formalizara el registro de candidatura en el Tribunal Superior Electoral (TSE), la Fiscalía y un grupo civil presentaron sendas peticiones de impugnación, al entender que Lula da Silva fue condenado y, por lo tanto, inhabilitado políticamente.
El Movimiento Brasil Libre (MBL), organización de derecha que articuló manifestaciones a favor del juicio a Dilma Rousseff en 2016, presentó la primera petición contra el exsindicalista apenas media hora después de concluir el plazo de registro.
En ella, el activista Kim Kataguiri, candidato a diputado en el estado de Sao Paulo, pide a la Justicia electoral que declare la “ineligibilidad” de Lula da Silva y que le impida tener “tiempo de televisión y de radio” para hacer campaña.
Durante la noche, la fiscal general del Estado, Raquel Dodge, indicada por el presidente Michel Temer para asumir el cargo durante su mandato, presentó al TSE un recurso para impugnar el registro de la candidatura del exsindicalista e impedirle también realizar campaña política.
Ello con el argumento de que, según la Ley de Ficha Limpia, que el propio Lula da Silva aprobó durante su segundo mandato, un condenado en segunda instancia por tribunal colegiado no puede ser candidato, pues está inhabilitado por ocho años.
Lula da Silva, encarcelado desde el día 7 de abril, pero líder desde hace meses en las encuestas para las elecciones de octubre, fue condenado en enero en segunda instancia a 12 años y un mes de cárcel por lavado de dinero y corrupción, pero él niega los cargos y se dice víctima de una “cazada” judicial para dejarle fuera de las elecciones.
La víspera, en un acto que congregó a unas diez mil personas en Brasilia, el PT registró la candidatura de Lula da Silva ante el TSE y su ‘número dos’, el exalcalde de Sao Paulo y candidato a la vicepresidencia Fernando Haddad, leyó una carta del expresidente en el que dijo que “puede hacer mucho para sacar a Brasil de una de las peores crisis”.
La justicia electoral tiene hasta el 17 de septiembre para decidir si acepta o no a Lula da Silva como candidato, aunque miembros de la corte indicaron que darán celeridad al asunto para que no empañe la campaña que termina el día 6 de octubre, víspera de la votación de primer turno.
Los sondeos siguen atribuyendo a Lula da Silva una ventaja amplia: una encuesta del Instituto Paraná publicada el miércoles muestra que el exsindicalista lidera la intención de voto con 31 por ciento, por 22 del exmilitar y diputado de extrema derecha Jair Bolsonaro.