Lesbianas, gais, bisexuales y transexuales latinoamericanos que solicitan asilo en Estados Unidos ven cada vez más difícil el poder dejar atrás “los insultos y las agresiones” debido al endurecimiento de las políticas migratorias en este país.
Aaron Morris, abogado de la organización Immigration Equality, con sede en Nueva York, contó que de mil 650 casos de inmigrantes LGBT que han procesado a nivel nacional “la tercera parte son latinos”.
“Sabemos que transexuales centroamericanos son atacados con impunidad”, dijo Morris, quien señaló que a fin de ponerse a salvo muchos emigran a este país, pero nada más pedir asilo en la garita fronteriza un número no determinado son rechazados.
Una de las que logró iniciar una vida “en libertad” es Guadalupe Sánchez, originaria del estado mexicano de Oaxaca, quien a los 25 años, “cuando ya tomaba hormonas femeninas”, se marchó a Estados Unidos, debido al enfrentamiento con sus padres y el acoso de las pandillas.
“Me decían que si yo no me largaba de la colonia (barrio) me iban a matar”, declaró Sánchez, quien fue apedreada y sufrió la rotura de un labio y un diente.
“Donde quiera que me encontraban eran insultos, maltratos. Decidí salir de ahí antes de que cumplieran sus amenazas”, agregó sobre sus últimos días en México, en 1991, antes de cruzar la frontera sin documentos.
Décadas después buscó al abogado Eric Price, quien interpuso una petición de asilo político “por miedo creíble”.
Aunque no accedió a su petición, un magistrado de Los Ángeles le concedió la medida denominada “discreción fiscal”, lo que le proporciona un permiso de trabajo, aunque no residencia permanente.
Desde su llegada al país de acogida, Sánchez afirma que sintió la tranquilidad y “libertad” que no disfrutaba en su tierra. “Me gustó la vida de aquí y juré nunca volver a regresar a México”, dijo.
El Center for American Progress (Centro para el Progreso, CAP) constató en un estudio divulgado el pasado 1 de junio el aumento de las peticiones de asilo en Estados Unidos por parte de ciudadanos latinoamericanos a partir de 2011 debido al aumento de la violencia y la inseguridad en sus países y advirtió que la “actual Administración está adoptando medidas que empeorarán la situación”.
Concretamente, entre 2011 y 2017, el número de peticiones de asilo de personas procedentes de los países del llamado Triángulo Norte (El Salvador, Honduras y Guatemala) se multiplicó por once.
Morris recordó que durante la presidencia de Bill Clinton (1993-2001) y la de Barack Obama (2009-2017) no hubo tantas dificultades para los integrantes de la comunidad de lesbianas, gais, transexuales y bisexuales (LGBT) de reclamar “su derecho al asilo” por “miedo creíble”.
“Desde que inició la presidencia de (Donald) Trump es más difícil solicitar asilo, porque ni los dejan entrar”, añadió.
El abogado resaltó que quienes logran que su caso sea estudiado permanecen más tiempo en centros de detención. En el caso de los transexuales nacidos varones son llevados a centros masculinos, “donde el 98 % son víctimas de intimidación, agresión o acoso sexual”, agregó.
Un guatemalteco, quien solo se identificó como Ricardo, relató a Efe que emigró a Estados Unidos en 2002 porque en su país solo estando dentro de una casa se encontraba a salvo de “insultos, discriminación o agresión” por tener una pareja del mismo sexo.
“Gracias a Dios hoy me siento cien por ciento seguro en este país”, afirmó Ricardo, quien en diciembre pasado recibió la aprobación de asilo político “por miedo creíble”.
Sabrina Andrade, su abogada, dijo a Efe que “mucha gente LGBT de Centroamérica, en prisiones en los Estados Unidos, no tienen acceso a un abogado con la Administración Trump”.
No son pocos los informes que dan cuenta de los peligros que enfrentan en sus países de origen los miembros de esta comunidad.
La Red de Lesbianas Catrachas reportó que entre los años 2009 y 2017 los asesinatos de personas LGBT en Honduras sumaron 264, mientras que la Asociación Comunicando y Capacitando a Mujeres Trans de El Salvador reportó “graves ataques” en los primeros nueve meses del año pasado, que incluyeron la muerte de 28 personas LGBT.
A juicio de los abogados, son datos que confirman que para los miembros de la comunidad LGBT la petición de asilo por “miedo creíble” es una llave a la libertad, aunque cada vez más difícil de lograr bajo las restrictivas políticas migratorias de la Administración del presidente Donald Trump.