Al menos una docena de médicos y enfermeras de un hospital público de Nicaragua fueron despedidos este viernes por atender a manifestantes heridos y apoyar las protestas contra el gobierno de Daniel Ortega, informó una fuente médica.
Los funcionarios fueron despedidos del hospital Oscar Danilo Rosales (Heodra) del Ministerio de Salud de la noroccidental ciudad de León, “sin ninguna justificación legal”, denunciaron los propios afectados.
Los despidos se dieron porque “dicen que hemos sido personas que hemos estado en solidaridad y apoyo a la lucha del pueblo”, dijo a la AFP el jefe del departamento de cirugía y endoscopía del hospital, Javier Pastora.
Se agudiza el Estado de terror en #Nicaragua 35 médicos del hospital leonés HEODRA reciben carta de despido por haber participado en marchas y protestas, y atender a estudiantes heridos por paramilitares y policías de #DanielOrtega. Pasó en #Cuba, pasó en #Venezuela #SOSNicaragua pic.twitter.com/tZtZzezAjB
— Cristian Crespo F. (@cristiancrespoj) 27 de julio de 2018
Pastora, quien lleva 33 años trabajando para el sistema público de salud, dijo que entre los despedidos hay al menos ocho médicos especialistas, tres enfermeras y un técnico laboratorista.
“Estaba en una cirugía cuando llegaron a decirme de recursos humanos que me fuera a dirección porque estaba despedido”, dijo uno de los afectados, el cirujano oncólogo Aarón Delgado.
Es un despido “arbitrario, no hay una justificación”, protestó el pediatra Edgar Zúñiga, también cesado de sus funciones. Subrayó que les han despedido sólo “por pensar diferente, (por decir) que en Nicaragua necesitamos democracia, libertad, que cese la represión y los muertos y se dialogue”.
Los galenos y pobladores de León protestaron frente al hospital para exigir el reintegro de los trabajadores.
León, un tradicional bastión sandinista, fue golpeado varias veces por violentas incursiones de antimotines y paramilitares durante las protestasantigubernamentales que comenzaron el pasado 18 de abril.
Según grupos humanitarios, la represión en el marco de la crisis reinante deja ya más de 300 muertos y más de 2.000 heridos, muchos de los cuales fueron atendidos por médicos voluntarios fuera de los centros hospitalarios ya que el gobierno ordenó supuestamente cerrar las puertas a los opositores que precisaban asistencia.