Las familias de inmigrantes que han sido separadas en la frontera entre México y Estados Unidos por la política de “tolerancia cero” del gobierno estadunidense están viviendo semanas de “agonía y desesperación“, denunció este jueves la organización Human Rights Watch (HRW) en un informe.
Daily Brief: Separated migrant families in US report “trauma, lies & coercion”; forced into hiding in #DRC; China surveillance; help for New Zealand’s domestic violence survivors; Tunisia reform; Cambodia’s elections will be “cruel fraud”; & Yemen crisis https://t.co/tXj9Y6u9cw pic.twitter.com/pSI8rqkKiI
— Human Rights Watch (@hrw) 26 de julio de 2018
Para su análisis, HRW entrevistó a más de diez padres y niños en la frontera y en Honduras, que han descrito semanas “de agonía y desesperación”, mientras están separados de sus seres queridos.
Los padres lamentaron que no pueden hablar con sus hijos a menos que puedan costearse las llamadas telefónicas para charlar brevemente con ellos, un hecho que ya denunciaron este lunes 145 legisladores demócratas.
Los congresistas exigieron al gobierno del presidente estadunidense, Donald Trump, que deje de cobrar a los padres inmigrantes retenidos en centros de detención hasta 8 dólares por llamada telefónica para hablar con sus hijos.
De acuerdo a los hallazgos de HRW, en algunos casos, los padres pasaron varias semanas sin saber dónde estaban sus hijos, mientras que en otros casos los progenitores fueron deportados solos sin información sobre los menores, que permanecieron en Estados Unidos.
Algunos explicaron, además, que los funcionarios de inmigración los indujeron a renunciar a sus derechos, incluso a buscar asilo, diciéndoles que era “la única forma o la más rápida” de reunirse con sus hijos.
“Pablo Z.”, que solicitó ser identificado con este seudónimo y que fue deportado solo a Honduras sin su hijo de 4 años, relató a HRW que no pudo comunicarse con el niño durante dos semanas después de que fueran separados.
Una semana después de su deportación, finalmente “Pablo Z.” pudo contactar con su hijo, que le dijo que no quería hablar con él porque piensa que su padre lo dejó ahí.
“Cuando dijo esto, me hizo llorar. No puedo hablar, solo quiero verlo y abrazarlo”, añadió.
Otra de las personas que entrevistó HRW, en este caso un niño de 11 años, se quejó de que puede hablar con su padre por un tiempo “muy breve, hasta que la llamada se corta porque se queda sin dinero”.
“Tengo tanto miedo de que lo deporten y me quede aquí solo”, indicó el niño.
Respecto a la fecha límite para reunir a los menores de edad entre 5 y 17 años con sus padres, que expira este jueves según una resolución judicial dictada en junio por un tribunal de California, HRW consideró que la Administración de Trump “probablemente no cumplirá” con la orden.
El grupo defensor de derechos humanos espera que aproximadamente la mitad de las más de 3 mil familias separadas sean efectivamente reunidas antes de vencer el plazo.