Los jefes de Estado y de gobierno de los 29 países de la OTAN comenzaron este miércoles una cumbre de dos días en Bruselas en la que esperan aprobar medidas clave para la seguridad en Europa y frente a las amenazas terroristas y superar las diferencias con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
La reunión se celebra en un contexto de división entre Estados Unidos y Europa en ámbitos como el comercio, el acuerdo nuclear iraní y el cambio climático, tras las medidas unilaterales adoptadas por Washington, y de tensión por la presión que Trump impone a sus socios europeos para que cumplan con sus compromisos de gasto.
Sobre la mesa está la exigencia de la Casa Blanca a los socios del Viejo Continente de destinar al menos un 2 % de sus PIB al gasto en Defensa de aquí a 2024, un punto que ha generado tensiones por el interés de Trump en alcanzar esa cifra lo antes posible.
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— NATO (@NATO) 11 de julio de 2018
Por ahora solo ocho de los 29 aliados cumplen este objetivo y se prevé que para 2024 la cifra se eleve a 15.
Antes de sentarse en la mesa con sus socios el mandatario estadunidense calificó de “morosos” a los aliados que no llegan a ese compromiso, sellado en la cumbre de Gales de 2014.
“Son morosos en lo que a mí respecta porque Estados Unidos ha tenido que pagar por ellos”, comentó durante un desayuno con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, previo a la cumbre.
Stoltenberg destacó que hace unos años los aliados estaban “recortando” su gasto y hoy están “comprometidos a gastar más y compartir la carga económica” entre los miembros.
Al margen de la reunión a 29, Trump mantendrá sendos encuentros bilaterales con la canciller alemana, Angela Merkel, y con el presidente francés, Emmanuel Macron.
Estos se producen después de que Trump dijera hoy que Alemania está “totalmente controlada” por Rusia por la energía que recibe desde ese país.